A pesar de que le faltó agua, la cosecha de la campaña pasada fue superior a lo esperado con producciones en secano de entre 1.100 y 1.500 kilos.
Las variedades han mejorado mucho en los últimos 30 años debido al trabajo de las marcas en la investigación
Fernando Garrachón. Marketing de Cultivos de Euralis – fernando.garrachon@euralis.com
Es en conversaciones distendidas con clientes cuando aprecias la gran sorpresa que muchos agricultores han tenido con el girasol, en un año tan difícil meteorológicamente hablando como este que finalizó. Muchos se han sorprendido de la gran capacidad de sufrimiento que este cultivo tiene, que en la mayoría de los casos “no vio el agua desde que se sembró”. En muchas ocasiones estamos hablando de producciones en secano de entre 1.100 y 1.500 kilos por hectárea.
Es cierto y las cifras están ahí, que hay una importante mejora productiva en las variedades de girasol en los últimos 20 o 30 años, fácilmente apreciables en parcelas de medio y alto potencial. Por otro lado, se ha producido una no menos importante mejora, en la estabilidad de estas producciones, con la búsqueda, al menos por parte de algunas empresas, de variedades ‘Todoterreno’ que sean una referencia en cada segmento de mercado por producción, seguridad, calidad, sanidad y rentabilidad.
Todo esto solo es posible gracias a una fuerte investigación mantenida a lo largo de los años, que como ejemplo nos permite crear y evaluar todos los años más de 8.000 híbridos de girasol en parcelas de experimentación repartidas por toda Europa.
Las empresas con fuertes planes de desarrollo e investigación debemos proporcionar al agricultor el mejor producto para cada necesidad y anticiparnos a los problemas agronómicos que puedan surgir.
Cómo elegir variedad. El cultivador de girasol, lo primero que tiene que decidir es si quiere sembrar una variedad linoleica (en las que predomina el ácido graso linoleico, tradicionalmente llamadas convencionales) o una variedad alto oleica (en las que predomina el ácido oleico). Esta primera decisión, se verá muy condicionada por la bonificación en precio o ‘prima’ que las oleicas suelen tener sobre un precio de referencia de la pipa convencional, ya que su potencial es muy similar al de las convencionales, al menos entre las empresas líderes.
Elegir la variedad ‘Todoterreno’. En segundo lugar, el agricultor debe valorar el potencial productivo de la variedad de girasol, tanto su techo productivo (importante para aquellos agricultores que quieran sembrar girasol en regadío) como por su estabilidad y su adaptabilidad (a todo tipo de suelos, épocas de siembra…).
Es del análisis de estas tres variables -producción, estabilidad y adaptabilidad- la base para obtener una variedad Todoterreno, que unido a un fuerte vigor inicial transmita confianza y que, en definitiva, la siembre año tras año al obtener el mejor rendimiento posible en el conjunto de la explotación.
Con alto contenido graso. En tercer lugar, no debemos olvidar que el girasol es una oleaginosa, cuya almendra (pipa sin cáscara) contiene aproximadamente un 55% de aceite, siendo este su destino principal. Es por esto que obviamente una variedad alta en grasa permitirá a la industria obtener un mejor aprovechamiento industrial, y por tanto esta calidad debería influir directamente en el precio y en la rentabilidad final de nuestra cosecha.
El contenido graso de una variedad de girasol puede verse afectado cuando las características del suelo cambian, la época de siembra se retrasa, la aportación nitrogenada se desequilibra por exceso… No obstante, es una característica genética y por tanto inherente a la variedad.
Con un óptimo perfil sanitario. En una gama de una empresa líder, nos encontraremos en cada variedad un perfil sanitario que nos indique la tolerancia que presenta esa variedad a las enfermedades o plantas parásitas más comunes existentes en Europa (jopo, phomopsis, verticilium, sclerotinia, mildiu…). Muchas de ellas tienen una presencia testimonial en nuestra región, pero uno de los objetivos de la investigación es solucionar y anticiparnos a los problemas que incidan en una pérdida de la producción de nuestras parcelas.
Otros factores a tener en cuenta. Por último, existen otros factores que ya a un nivel más particular pueden ser claves a la hora de elegir una variedad: el ciclo o la precocidad y la tolerancia a ciertas materias activas que permitan cambiar la dinámica de control de algunas malas hierbas de difícil control.