En plena campaña de recolección del maíz, reanudada tras un mes de lluvias que interrumpieron la recolección a los pocos días de su inicio, se constatan unas producciones en torno a 13.000 kilos por hectárea.
En la provincia de León, la de mayor superficie de cultivo de España, hay 67.500 hectáreas para grano en la campaña actual, con una producción estimada de 884.455 toneladas.
Este no es el récord de producción de la provincia, que ha llegado a superar el millón de toneladas, debido a que se han reducido las siembras por la obligación que impone la nueva PAC de dejar barbecho, rotar parcelas y diversificar cultivos.
La rentabilidad se va a pique
El gran problema al que se enfrentan los productores de maíz es la caída de la rentabilidad de este cultivo.
Tomando como referencia el año 2021, el previo a la guerra en Ucrania que alteró todos los mercados mundiales de las materias primas, en ese año 2021 los agricultores vendieron el maíz a 277 euros la tonelada (cotización de la Lonja de León en noviembre 2021), mientras que en la actualidad está a 225 euros la tonelada.
Por lo tanto, la caída de las cotizaciones es de 52 euros por tonelada, el 18,7%. Este menor precio le supone al productor dejar de percibir una media de 676 euros por hectárea, según los cálculos de Asaja.
Un abono disparado
En la campaña del año 2021, en mayo, los abonos nitrogenados (26%N) costaron 263 euros por tonelada y en marzo los abonos complejos (15-15-15) 351 euros por tonelada, mientras que en la campaña actual, en los mismos meses, los precios han sido 466 y 712 respectivamente.
El incremento del precio de los abonos ha sido del 77% en el caso de los nitrogenados y del 102,8% en los abonos complejos de sementera.
Con una dosis de abonado de 900 kilos por hectárea de cada uno de ambos, habitual en la provincia, los agricultores han gastado 183 euros más por hectárea en el abonado nitrogenado y 325 euros más por hectárea en el abonado de fondo de sementera. Por lo tanto, un total de 508 euros más por hectárea.
De este modo, el productor de maíz ha perdido 676 euros por menor facturación y 508 euros por mayor coste de abonado. Un total de 1.184 euros por hectárea de maíz.
Los números no salen ni con la PAC
En este contexto, Asaja afirma que la mayoría de los agricultores están produciendo a pérdidas, “y ni siquiera con las ayudas de la PAC se sale de los números rojos si se tienen en cuenta las amortizaciones, la renta de la tierra y la remuneración del trabajo del agricultor”.
Hay que tener en cuenta que además de estos crecimientos “desproporcionados” de los costes de los abonos, los ha habido también en el gasóleo agrícola, en la electricidad que se repercute en el coste del agua de riego, en los herbicidas, en las semillas certificadas, en los repuestos y reparación de la maquinaria, en los trabajos contratados a terceros (cosechar y secar), en el precio de la tierra y por supuesto en todas las inversiones.
Revisar los acuerdos de comercio
Por todo ello la organización agraria pide a las administraciones que revisen sus tratados de comercio internacional, “incluida Ucrania”, que se eliminen los aranceles a la importación de abonos minerales, que se autoricen los cultivos transgénicos y que se eliminen las normas de la PAC que llevan a producir menos a mayor coste, como las relacionadas con rotación, diversificación y barbecho.
