Ricardo Ortega
El mercado de la maquinaria agrícola se mantiene en cifras muy similares a las del año pasado en cuanto a número de ventas realizadas, aunque las cifras se disparan en relación con el valor desembolsado por el profesional.
Las últimas cifras ofrecidas por el Ministerio de Agricultura corresponden al mes de agosto y revelan que en los primeros ocho meses del año se habían vendido 20.637 máquinas para uso agrícola y ganadero, cifra que incluye 6.161 tractores. El dato supone una ligerísima bajada del 0,5% en relación con el mismo periodo del año anterior, aunque en el caso de los tractores las ventas han crecido el 14,1%.
Entre las máquinas automotrices las cosechadoras bajan el 5,5% y los equipos de carga descienden el 3,4%, con cifras similares cuando nos fijamos en los equipos remolcados o suspendidos. Las máquinas de preparación y trabajo de suelo han reducido sus ventas un 25,5% y las sembradoras descienden un 2,4%. Aunque con una caída más suave, también se han vendido menos equipos de recolección, con un 1,8% menos.
Los equipos que mejoran sus cifras de ventas son los de aplicación de fitosanitarios (suben un 0,9%) y de fertilizantes (un 4,7%). Los remolques, por su parte, mejoran sus cifras en un 7% y sumaban 2.110 unidades adquiridas en los ocho primeros meses.
Mayor inversión
Cambia algo el panorama si nos fijamos en el valor de las compraventas realizadas, que según el informe del ministerio superan los 924.000 euros, lo que supone un incremento del 19,6% respecto al mismo periodo del año 2023.
Destaca el valor de los tractores adquiridos, que con más de 503.000 euros supone un incremento del 23,8%. En toda la familia de máquinas automotrices el incremento del valor presenta datos en positivo. En las máquinas de recolección es del 12,6% y en el caso de los equipos de carga es del 8,4%.
Al mismo tiempo, en la familia de máquinas remolcadas o suspendidas solo desciende el valor de las compras entre las dedicadas a preparación y trabajo de suelo. El conjunto de lo satisfecho desciende el 6,1%.
Todo lo demás son datos positivos para los vendedores: las sembradoras crecen en valor un 14,4% y los equipos de aplicación de fitos lo hacen en un 9,1%. Las abonadoras mejoran sus cifras en un 35,7% y los equipos de recolección lo hacen en un 32,7%.
Sostenibilidad
Las cifras reflejadas en el informe del ministerio se producen en un contexto de firme apuesta de la industria por la tecnología para obtener unas máquinas menos contaminantes, o incluso de cero emisiones. Pero el reto es seducir al agricultor.
Álvaro Almarza, responsable de Producto de Tractores de Alta Potencia de New Holland, apunta que la demanda sigue apuntando hacia tractores con motor diésel, “aunque es evidente que en general las máquinas son cada día más eficientes y menos contaminantes”.
“Es cierto que para lograr esa eficiencia se introducen elementos que permiten cumplir la normativa de emisiones, como el AdBlue, un aditivo a base de urea capaz de reducir las emisiones nocivas del motor diésel”, destaca. Incluye elementos como el catalizador en el que se reducen las emisiones y el propio depósito para este aditivo.
La labor de comunicación del fabricante se dirige a convencer al agricultor de la bondad de este sistema, aunque suponga un incremento de precio y una mayor complejidad. “El público más receptivo a estas propuestas respetuosas con el medio ambiente lo integran, entre otras, algunas grandes empresas vinculadas a producciones de alto valor”, apunta el responsable de New Holland. También es cierto que al agricultor convencional, sobre todo al más joven y más involucrado con la innovación, esta tecnología le interesa cada vez más.
“Al mismo tiempo, el propio combustible se ha ido sometiendo a un proceso de mejora, de modo que ha reducido de forma importante el porcentaje de partículas de azufre por millón”, recuerda.
Combustibles de segunda generación
La I+D enfocada a la sostenibilidad ha deparado otras mejoras, como los denominados combustibles de segunda generación, obtenidos a partir de residuos de diferentes procesos, de residuos orgánicos, de la industria agroalimentaria, de aceites de cocina usados o de la fracción orgánica de los residuos urbanos.
El uso de estos residuos permite obtener un producto de características muy similares al gasóleo, el denominado diésel renovable (HVO), que supone un paso muy importante a la hora de conseguir cero emisiones. “Muchos tractores que ya están en funcionamiento están preparados para este tipo de combustible y todos los nuevos que salen al mercado, también”, recalca Almarza.
Otra propuesta “inmediata” para tractores de alta y media potencia es la propulsión por biometano, que tiene una puesta en funcionamiento “más difícil” porque no todo el mundo tiene acceso al suministro de ese combustible. Son máquinas que se demandan en determinadas labores, como la limpieza de playas, que mejorarán su calificación turística y ambiental si acogen labores con medios de cero emisiones.
Para las máquinas de baja potencia (por debajo de los 100 CV) está la opción eléctrica, cuya batería tiene una autonomía de entre cuatro y seis horas “siempre que se realicen labores medias”, apunta Almarza. Estos tractores se demandan para cultivos de elevado valor añadido y en explotaciones especiales, como en los invernaderos. También para labores en espacios en los que se valora el respeto por el entorno y el silencio, como campings o ayuntamientos que se quieren situar en la vanguardia de las políticas ambientales.