Ricardo Ortega
La cosecha de zanahoria ha finalizado prácticamente en el sur de la península, donde solo siguen arrancando en el entorno de Villena (Alicante), y se ha trasladado a la mitad norte peninsular.
En las zonas productoras de Castilla y León, sobre todo en provincias como Segovia o Valladolid, la cosecha de la zanahoria comenzó a mediados de junio, con noticias no del todo buenas para el agricultor.
La planta tenía buen aspecto, pero en el arranque se ha visto que muchas raíces estaban rotas o rajadas, consecuencia de unas lluvias a destiempo y de unos cambios bruscos de temperatura desde finales de la primavera.
Han hecho acto de presencia hongos como el ‘pythium’, que afectan a la raíz con una enfermedad que comúnmente se conoce como ‘picado’. Se detecta por la aparición de pequeñas manchas elípticas en la raíz que terminan oscureciendo la zona y provocando su hundimiento.
Esta enfermedad de la zanahoria es más grave en suelos que con un alto contenido de materia orgánica, por lo que se recomienda evitar que el suelo esté demasiado húmedo en el momento de la siembra.
Estos problemas están obligando a trabajar el doble a los productores, con una labor de selección muy exhaustiva antes de entregar el producto al cliente. El resultado es que se están obteniendo unos rendimientos de entre 40.000 y 45.000 kilos de zanahoria sana por hectárea, unos 20.000 kilos por debajo de lo que sería un año entre normal y bueno.
Así las cosas, el margen de rentabilidad se está estrechando al máximo, teniendo en cuenta que el nivel de consumo no es muy alto en esta época del año.
El agricultor está recibiendo entre 28 y 30 céntimos el kilo, un precio que se mueve dentro de lo normal para este cultivo y estas fechas, pero nadie se va a hacer rico teniendo en cuenta los rendimientos por hectárea.