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domingo, mayo 5, 2024
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Los cultivos leñosos se consolidan como aliado frente a la sequía

Ante un cambio climático que parece irreversible, parece oportuno analizar las posibilidades del almendro o el pistacho en los suelos de secano. La elección de la especie leñosa será determinante, pero hay muchas otras decisiones por tomar

En un escenario de escasez de agua y precipitaciones de fecha imprevisible, los cultivos leñosos nos ofrecen una alternativa interesante a los extensivos en numerosas zonas productoras, siempre que las condiciones de suelo y clima sean las adecuadas. También deberemos acertar con la tecnología aplicada en el establecimiento y manejo de la plantación.

Ignasi Iglesias, director técnico y de Desarrollo de Agromillora Group, destaca que un agricultor interesado en apostar por los leñosos debe dar los pasos adecuados para que la decisión sea lo más correcta posible, “siempre pensando en términos de rentabilidad”.

En el caso de que nuestra finca se encuentre en uno de los denominados secanos frescales (pluviometría anual superior a los 450 o 500 milímetros y lo mejor distribuida posible) o un secano duro con disponibilidad de agua limitada que permita un riego de soporte (habitualmente entre 1.500 y 2.500 metros cúbicos por hectárea y año), se pueden utilizar en almendro marcos de plantación de 6-7 metros entre líneas por 5-7 metros entre árboles (según tipo de suelo, dosis de riego y distribución de la pluviometría), un poco más anchos que en el regadío.

En los secanos frescales, la mayor pluviometría y la menor disponibilidad de horas de calor aconseja apostar más por el almendro que por el pistacho.

Setos sin portainjertos

Otra posibilidad para los secanos frescales es apostar por los setos autoenraizados, es decir, la variedad de almendro sobre sus propias raíces y propagada ‘in vitro’. Ello tiene la ventaja de abaratar la planta al no haber portainjerto.

Como apunta Iglesias, generalmente se han plantado en España variedades autofértiles y de floración tardía, por tratarse habitualmente de zonas con riesgo de heladas primaverales.

Además, por ser un sistema radicular del almendro aporta mejor resistencia a la sequía con respecto al GF-677 o Garnem, algo que ya ocurría hace décadas con la variedad ‘Garrigues’ utilizada como portainjerto.

Los marcos de plantación utilizados suelen ser de alrededor 4 metros por 1,5 entre árboles para formar un seto con un volumen más pequeño que en regadío.

Se trata de un sistema completamente mecanizable y modulable en volumen según sea la disponibilidad de agua. En regadío el seto es mayor con un volumen de alrededor de 6.000 metros cúbicos por hectárea.

La ventaja del seto con respecto al vaso tradicional de secano es que se cuenta con un volumen total de copa inferior pero más eficiente, formado por muchos árboles, pero con un menor volumen de copa individual y más fácilmente mecanizable para la poda y la recolección.

¿Cómo afrontamos la sequía?

El agricultor se muestra muy preocupado por el escenario de sequía, que parece que va a ser cada vez más habitual y con periodos más largos sin precipitaciones. “Hay que ir adaptándose progresivamente optimizando el uso del agua que será cada vez más escasa”, advierte el responsable de Agromillora.

¿Qué especie plantamos?

Para Ignasi Iglesias, la elección de la especie leñosa será determinante. Por ejemplo, el olivo permite obtener una producción óptima en regadío con la mitad de agua que el almendro. O el pistacho en condiciones extremas tolera mejor la sequía que el almendro.

En los frutos secos, la respuesta deberá venir de la genética y de la tecnología de producción. Hay que disponer en primer lugar de variedades y patrones más eficientes en el uso de agua. En el caso de los patrones, la mejor eficiencia viene de la genética de almendro, la especie mejor adaptada al estrés hídrico. En las variedades la variabilidad con respecto al uso eficiente del agua es menor.

Una forma indirecta de ser más eficiente es escoger variedades de recolección más precoz. Y en el futuro obtener variedades de recolección aún más anticipada, como a finales de julio, tal y como están realizando diferentes programas de mejora.

En segundo lugar, la conducción de los árboles en copas de menor volumen y más bidimensionales implica una menor evapotranspiración, con el consecuente ahorro de agua.

Ello, unido a estrategias eficientes de riego deficitario, permitirá una progresiva mejora en la eficiencia de un recurso cada vez más escaso como es el agua de riego.

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