Ricardo Ortega
La elevada presencia de proteínas y aminoácidos esenciales en la soja hacen de esta leguminosa uno de los productos más comercializados a nivel mundial. Producida de forma masiva en las dos Américas, la del norte y la del sur, tiene en China al principal importador, seguido por la Unión Europea.
La UE adquiere anualmente 33 millones de toneladas de productos de soja, casi toda ella (al menos el 85%) con destino a la alimentación animal, aunque también se encuentra entre las preferencias de los nuevos consumidores.
El cultivo tiene por el momento escaso eco entre los agricultores del viejo continente, tanto por cuestiones agronómicas como por la brutal competencia que representa la soja transgénica cultivada al otro lado del Atlántico.
Porque se da la paradoja de que ese producto obtenido mediante técnicas prohibidas en la UE se importa e impide el desarrollo del cultivo en este lado del charco, al mismo tiempo que la cabaña europea depende en buena medida de las habas de colza americanas.
Todo podría cambiar merced a la normativa europea contra la deforestación, cuya entrada en vigor estaba prevista para el 30 de diciembre. La UE exigía un etiquetado de trazabilidad muy exigente, puesto que hace responsable al cultivo de la deforestación de grandes áreas, con graves consecuencias relacionadas con la pérdida de biodiversidad y el cambio climático.
La consecuencia previsible era la escasez de producto y su encarecimiento en más de 50 euros por tonelada, según los cálculos de Alfonso Palomo, director comercial de la compañía Octaviano Palomo. Ante ese panorama, numerosas entidades solicitaron una prórroga en la entrada en vigor de la norma, desde Unistock (que agrupa los almacenistas situados en puerto) como Cesfac (fabricantes de pienso) o Cooperativas Alimentarias
de España.
UNA ENTRADA EN VIGOR APLAZADA
Mientras los ganaderos veían en esta amenaza una espada de Damocles sobre su rentabilidad, para los agricultores quizá se abriera una oportunidad para diversificar su producción.
En todo caso, si el Parlamento Europeo y el Consejo dan el visto bueno, la entrada en vigor de la norma se aplazará: se aplicará a las grandes empresas a partir del 30 de diciembre de 2025 y a las pequeñas a partir del 30 de junio del mismo año.
Mientras tanto, agricultores e instituciones siguen explorando las posibilidades de este cultivo como opción rentable en el regadío y de alto valor añadido para la industria agroalimentaria. Poco antes de la cosecha, la consejera de Agricultura de Castilla y León, María González Corral, visitó el campo de ensayo dirigido por el Instituto Tecnológico Agrario (Itacyl) y la empresa Pascual en Arabayona de Mógica, en Salamanca.
Allí se han realizado dos ensayos: uno de primera siembra con 21 variedades de ciclo largo, y otro de segunda siembra con 18 variedades de ciclo corto. Itacyl es, por cierto, uno de los cuatro organismos seleccionados por la Oficina Española de Variedades Vegetales (OEVV) para la realización de ensayos de variedades de soja en fase de registro.
La superficie de cultivo alcanzaba en la campaña pasada 401 hectáreas en la comunidad autónoma, de ellas 135 hectáreas en León, 106 en Salamanca y 70 en Ávila. En el conjunto de España eran 2.498 hectáreas.
VENTAJAS DEL CULTIVO
Esta leguminosa presenta un elevado interés agronómico por ser una buena opción para la rotación de cultivos, por su potencial proteico, su capacidad para fijar nitrógeno en el suelo y su menor demanda de agua frente a otros cultivos intensivos.
Una de sus peculiaridades es la necesidad de inocular en la semilla la bacteria ‘Rhizobia japonicum’, que no está presente en el suelo si antes no se ha cultivado soja. La planta la necesita para fijar el nitrógeno atmosférico y aprovecharlo en su crecimiento.
Uno de los agricultores que apuestan por el cultivo es el palentino Luis Alberto Nebreda, para quien la soja es un cultivo sencillo, “que aporta muchos beneficios a la tierra” y que tiene en Calidad Pascual una vía para su comercialización, en este caso para destino humano.
Destaca que se trata de un cultivo de siembra tardía, en torno al 15 de mayo, por lo que permite una segunda cosecha. Por ejemplo, después de veza. También es un cultivo interesante desde el punto de vista económico, “con un valor añadido muy importante”.
En su opinión, la coyuntura para este tipo de cultivos es favorable, ya que en los últimos años existe una demanda creciente de proteína vegetal. Una demanda que, por el momento, no ha animado a ninguna cooperativa ni gran almacenista a apostar de veras por su comercialización, que supone “una atractiva alternativa agronómica”, además de una oportunidad para apostar por un cultivo beneficioso para el medio ambiente.
“Hoy todo el mundo dice defender el medio ambiente, pero hay que demostrarlo con hechos. Nosotros hemos dado el paso, pero hace falta una apuesta seria para que este cultivo se implante de verdad en Castilla y León”, recalca.
A la colza le van bien los suelos neutros o ligeramente ácidos, aunque se adapta a otros niveles no extremos. Se evita sembrarla en suelos que tengan tendencia a compactarse y en los que su contenido en caliza activa sea elevado.
EL DEDO EN LA LLAGA
Como en todos los procesos de elevación a los altares, siempre hay un ‘abogado del diablo’ encargado de señalar los inconvenientes. En este caso es José Antonio Turrado, de Asaja, el encargado de meter el dedo en la llaga a aquellos que pregonan las bondades del cultivo “y se empeñan en metérselo por los ojos a los agricultores”, ya que “este tipo de estrategias ha fracasado siempre”.
En su opinión, la soja no es interesante en España “como no lo es en prácticamente ningún territorio de la UE”, y ello debido a que los rendimientos “no acompañan”, a que los problemas agronómicos no son fáciles de salvar, a la competencia de los precios mundiales, “o a las tres cosas a la vez”.
Turrado agradece a Pascual el esfuerzo realizado para solucionar los problemas agronómicos y para ayudar a los agricultores a iniciarse en el cultivo. Con todo, no cree que el esfuerzo haya mejorado el comportamiento de la planta en estas latitudes, “y no creo que, más allá de satisfacer las demandas de Pascual, la soja tenga un hueco en
el mercado”.