Aitana Sánchez
La irrupción de la carne cultivada está revolucionando el sector de la carne. Esta técnica se basa en el cultivo de células musculares y grasas obtenidas de animales, sin necesidad de sacrificarlos, mediante métodos de bioingeniería y biotecnología.
Varios proyectos han revelado que la carne cultivada in vitro “supone una alternativa sostenible que podría contribuir a solventar la demanda creciente de proteínas a nivel mundial”. Uno de esos proyectos lo ha llevado a cabo AINA.
“Alternativa sostenible a la carne tradicional”
“Conseguir producir carne cultivada in vitro de manera eficiente y sostenible puede transformar la industria alimentaria y contribuir a un sistema alimentario más sostenible”, según AINA.
Para el centro, entre las principales ventajas de esta “innovadora” manera de producir carne se encuentra la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Según el Instituto Good Food, “el uso de esta tecnología podría reducir las emisiones climáticas hasta en un 92%, disminuir la contaminación del aire hasta en un 94% y utilizar hasta un 90% menos de tierra, en comparación con los requerimientos de la carne convencional”.
Asimismo, adelantan que se lograría un mayor bienestar animal. “Al eliminar la cría masiva y el sacrificio de animales, se responde a las preocupaciones éticas de una parte considerable de la población. Además, al producirse en ambientes controlados y sanitarios, se reduce el riesgo de enfermedades transmitidas por alimentos, garantizando así una alimentación más segura y saludable”, concluyen.
“No nos vamos a dejar engañar”
Ante estas afirmaciones, los ganaderos no son tan positivos. Lo primero que afirman es que no se quieren “dejar engañar”. Consideran que “es un proceso que está avanzando y que posiblemente también tenga su sitio, otra cosa es que lo quieran vender como que vaya a ser el cambio de paradigma en el mundo por ser más sostenible. No va a ser así”, asegura Miguel Ángel Ortiz, presidente de Feporcyl.
Por su parte, Adolfo Galván, ganadero en el municipio de Pollos (Valladolid), pone en duda que la carne cultivada vaya a tener las mismas calidades que la carne tradicional. “La textura y el sabor que proporciona el dar de comer a los animales no tiene nada que ver con esos procesos y no creo que llegue a sustituirlo”, expresa.
“Puede que con los años vaya en auge, pero yo creo que es complicado ahora mismo. Además, luego saldrán cosas que no se esperaban porque han echado algo para que sepa a determinado sabor”, alerta Galván.
Beneficios o perjuicios para el medio ambiente
Según Miguel Ángel Ortiz, ese proceso “costaría mucho producirlo medioambientalmente, y estará en manos de un par de empresas mundiales, lo que es un riesgo que no deberíamos correr. Más allá de los gustos, hoy por hoy son carnes muy caras de producir y no creo que puedan suplir nunca a la carne tradicional”.
“No creo que pueda afectar ni a medio ni a largo plazo. Como mucho podrá influir en la moral del cliente y en la sociedad con esta nueva ética de que matar animales es asesinar”, avanza.
Félix del Villar, ganadero de vacuno, ha querido incidir en que a los ganaderos se les acusa de destruir el medioambiente, “cuando la carne in vitro es casi todo de origen vegetal. Nosotros tenemos un origen de la proteína vegetal en la soja que es casi toda transgénica y el 100% es de importación (casi toda americana). Que me digan que eso es más sostenible que las formas de crianza del vacuno español, es muy discutible”, manifiesta el ganadero.
“Nosotros podemos hacer, especialmente en la vaca nodriza, mucho trabajo en mantenimiento del medio ambiente y sostenibilidad y creo que el hacer la carne in vitro o de proteína vegetal es dar un paso hacia atrás y no hacia adelante. Por ahí tiene que venir nuestra pelea”, detalla.
Los problemas medioambientales que los ganaderos consideran que pueda dar la crianza de vacuno son de gestión del suelo, no de la producción cárnica. “Yo creo que con una buena gestión del suelo y de la alimentación animal somos más sostenibles que la carne cultivada”, asegura.