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sábado, mayo 4, 2024
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El cambio climático abre una oportunidad al olivo en la mitad norte de España

Inviernos más suaves y heladas menos intensas permiten apostar por este cultivo mediterráneo en gran parte de la península. Incluso en regiones extremas como Castilla y León se puede obtener rentabilidad con el olivar

Ricardo Ortega

El cambio climático está haciendo que, en años como este, el olivo disminuya su producción de forma dramática en la mitad sur peninsular. Al mismo tiempo, está abriendo una ventana de oportunidad en zonas que tradicionalmente se le resistían a este cultivo.

Los inviernos son cada vez más suaves y las heladas, menos intensas, lo que está permitiendo que el olivo esté creciendo mucho en regiones como Navarra o La Rioja, y que cuente con muchas posibilidades en comunidades de inviernos intensos, como Castilla y León.

En esta comunidad hay 6.633 hectáreas de olivo, con lo que este cultivo ya supera al almendro, que abarca 6.528 hectáreas. Otros leñosos quedan bastante por detrás. Como el pistacho, con 1.646 hectáreas.

Un ‘seguro’ para la producción de aceite

El hecho de que el cultivo se extienda por la mitad norte de la península viene a ser un ‘seguro’ para que España disponga de producción, puesto que más de la mitad del cultivo se encuentra en Andalucía y Extremadura, “donde la escasez de agua reduce mucho la producción y dispara los precios al consumidor”, destaca Benjamín Crespo, de Agromillora.

“El olivo tiene mucho recorrido en comunidades como Castilla y León, donde solo existe el inconveniente del frío invernal”, subraya.

¿Es un aceite de calidad?

Las bajas temperaturas reducen la producción, de modo que “será muy difícil alcanzar los 15.000 kilos por hectárea que pueden darse en Andalucía”, señala, si bien un agricultor que ronde los 9.000 kilos “obtendrá aceituna para unos 2.000 litros y rentabilizará su inversión”.

Sobre todo, teniendo en cuenta que las condiciones climáticas de Castilla y León ofrecen una aceituna con mayor porcentaje de grasa, y sobre todo polifenoles más altos. “Es ahí donde radica la calidad del fruto”, apunta Crespo.

Ese es el cálculo que lleva a compañías implantadas en Castilla y León, como Matarromera o Entrepinares, a aumentar la superficie de olivar. “Y lo hacen mientras acumulan premios al mejor aceite”, destaca el responsable de Agromillora.

¿Dónde plantar?

Hay plantaciones en provincias como la de Valladolid, y sobre todo en la de Ávila, con un número creciente de hectáreas. También territorios como el de León. “La clave es encontrar zonas altas, como los páramos, donde las heladas sean menos intensas, y teniendo en cuenta que en los últimos años las temperaturas ya no son tan frías”, apunta Crespo.

En realidad, se trata de un cultivo “con el que se puede obtener rentabilidad en Castilla y León”, aunque se deben solucionar otro tipo de cuestiones, como el muy escaso número de almazaras presentes en el territorio.

¿Por qué aumenta la superficie de cultivo?

Como en otras especies leñosas, el incremento de la superficie de cultivo responde al interés por diversificar la producción, con un dato que se repite en la mayoría de ellas: al margen de cómo venga el año, el agricultor siempre tendrá cosecha.

En el caso concreto del olivo, están animando a apostar por el cultivo los precios elevados que registra el aceite en el mercado.

Evidentemente, los precios elevados de este año, que pueden seguir hasta el próximo verano, no tienen por qué darse siempre. Pero ha calado la sensación de que el aceite de oliva siempre va a tener un buen precio (desde el punto de vista del productor) en el supermercado, al margen de que la producción sea mayor o menos en el sur de la península.

¿Cuánto tarda en dar producción un olivo?

En el cálculo de rentabilidades, lo que el agricultor debe tener en cuenta cuándo rentabilizar la producción.

Para ello debe tener en cuenta que el olivo es un árbol de crecimiento lento, que puede tardar cinco años en dar la primera cosecha, y una década en alcanzar el pleno rendimiento.

En el desarrollo de la planta influyen el clima y en suelo, con el riesgo de que un suelo demasiado arcilloso o demasiado húmedo puede comprometer el crecimiento.

También afectan a la velocidad de crecimiento factores como la variedad escogida y las labores. Por ejemplo, Benjamín Crespo apuesta por el olivo en regadío para las regiones del norte peninsular, lo que garantiza un crecimiento más rápido.

¿Cómo se comporta en el conjunto de España?

En el grupo de los cultivos leñosos en el conjunto de España, es de destacar el progresivo aumento de prácticamente todas las especies exceptuando viñedo, olivar y otros leñosos. De hecho, viñedo y olivar descienden muy levemente, lo que desde el ministerio se atribuye a las menores producciones de los últimos años.

En su conjunto los cultivos leñosos aumentan un 0,27% su superficie, destacando el incremento de los frutales no cítricos, y dentro de estos, el almendro y el pistacho.

Dentro del resto de frutales no cítricos descienden el manzano, caqui, kiwi y mango entre los subtropicales, y el avellano entre los frutos secos.

El olivo se ha convertido en el cultivo con mayor crecimiento en regiones como Castilla-La Mancha, donde prácticamente iguala a la del viñedo.

Según cifras del Gobierno regional, la superficie destinada a la producción de aceituna es de 450.000 hectáreas, con un total de 80.000 olivicultores.

Por su parte, el viñedo supone unas 460.000 hectáreas en la comunidad autónoma, lo que hace de ella la región europea con mayor superficie vitícola. La mitad del viñedo español, con 80.000 viticultores y 500 bodegas.

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