¿Son la carinata y la camelina alternativas de cultivo en España?

José María Santos

La Unión de Cooperativas Urcacyl está participando en el proyecto de investigación europeo Carina, que pretende evaluar las posibilidades del cultivo de la brassica carinata y de la camelina en varios países de Europa, entre los que está España. Participa en el proyecto Cooperativas Agroalimentarias de España.

Aunque son cultivos oleaginosos que puede formar parte de las rotaciones habituales en nuestras explotaciones, el objetivo principal de este proyecto es evaluar su viabilidad en tierras marginales (sin ocupar espacios de cultivos alimentarios) y con destino a la fabricación de bioproductos (biomateriales, biofertilizantes o bioplaguicidas) a partir de ellos. Todo ello con el fin de ofrecer una alternativa de cultivo y de diversificación industrial para nuestras explotaciones y cooperativas.

En este artículo pretendemos exponer las características principales de uno de ellos, la Brassica Carinata, así como resultados de los campos de ensayo y demostrativos que está realizando en Castilla y León la empresa Nuseed, que participa igualmente en el proyecto Carina.

Características del cultivo

La Brassica Carinata también es conocida como la mostaza etíope, es una semilla oleaginosa no modificada genéticamente, que puede introducirse en las rotaciones existentes como un cultivo principal o bien como cultivo de cobertura (cultivo intermedio según la PAC) entre dos cultivos principales.

Su capacidad de producir aceites no comestibles que pueden transformarse en biocarburantes de segunda generación, dota a este cultivo de un atributo de sostenibilidad al contribuir a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEIs).

La carinata es un cultivo de ciclo de intermedio a largo según la fecha de siembra. Si ésta se realiza en verano, la floración llegará en 50-70 días, mientras que en siembras invernales, ese periodo se alarga hasta los 90-120 días.

Aunque se están ensayando diversas dosis de siembra, se adapta bien a distintos sistemas (a chorrillo y/o en línea). Su potente raíz pivotante es parte de la fortaleza que muestra esta planta, que genera una profusa ramificación, dando lugar a un alto volumen de biomasa, que le permite una buena competencia de forma natural contra las adventicias.

A pesar de su crecimiento, es bastante resistente al encamado o vuelco, incluso en densidades bajas. Además presenta una buena resistencia a la dehiscencia y caída del grano.

Tras la cosecha deja un gran volumen de rastrojo y un suelo descompactado por sus raíces, lo que mejora la salud de éste.

Manejo

La fecha óptima para las siembras de primavera es de abril a junio y en las de otoño en el entorno de octubre-noviembre, de forma similar a la colza.

Se realiza a una profundidad de entre uno y dos centímetros y precisa de suelos bien drenados. Si se realiza sobre rastrojo, se recomienda el uso de barre-rastrojos para facilitar una correcta ubicación de la semilla.

La densidad de siembra recomendada es de entre 3 y 4,5 kg/ha (60 plantas/m2). Si se va a densidades muy bajas (por debajo de 30 plantas/m2, los tallos engrosan mucho y dificultan la cosecha. Por el contrario, una densidad muy alta facilita el riesgo de encamado, así como de sclerotinia. En todo caso, más importante que la densidad es lograr una buena distribución de la semilla.

Si se siembra en líneas, se recomienda una distancia entre hileras de 40 centímetros. Cuanto menor sea esta distancia, se da un mejor control de malezas.
Se debe tener en cuenta que no tolera bien ciertos herbicidas previos como als(imi), ppo (diclosulam, sulfometurónmetil + clorimuron).

Es conveniente que en la parcela de siembra no haya habido brassicas en los dos años anteriores. Tampoco se recomienda sembrar en zonas donde abunden otras crucíferas en la misma campaña.

En cuanto a la fertilización, es necesario aplicarle no más de 60 unidades de nitrógeno por hectárea, siendo bastante exigente en fósforo (45-55 kg/ha de P2O5) y también en potasio en suelos deficitarios. También es conveniente aplicar entre 10 y 25 unidades/ha de azufre (manteniendo un equilibrio de N-S de 4:1). Se pueden aportar bioestimulantes y abono orgánico (estiércol) sin restricciones concretas.

[La compañía Nuseed recomienda aplicar entre 15 y 25 unidades de azufre para favorecer la producción de aceite. Se puede aplicar en la siembra o durante el desarrollo de la planta.

También recomienda 20 unidades de fósforo en la línea de siembra y, respecto al potasio, su recomendación es aportar 25-30 unidades en línea de siembra si la interpretación del análisis de suelo así lo recomienda].

Etapas críticas

El cultivo de la carinata es capaz de reponerse a heladas tempranas con buen potencial de rendimiento. Las etapas más críticas son la fase de cotiledones o plántula (para las heladas muy tempranas) y el principio de la fructificación (en el caso de heladas tardías). En este sentido, se debe cuidar la época de siembra para evitar heladas en floración.

Sanidad

Las principales enfermedades que afectan a la carinata son la alternaria y la sclerotinia. El control preventivo para la primera debe realizarse con mezclas de triazoles y estrobirulinas, aplicada en la fase de floración.

Las plagas que suelen incidir en el cultivo son: phyllotreta spp. (pulguilla), meligethes spp. (escarabajo del polen), brevicoryne brassicae (pulgón) y plutella xylostella (polilla de las coles). Ante la presencia de estos en importantes niveles, debe aplicarse triflumuron o clorantraniprole (sólo banda verde, no clorados nifosforados).

Aunque hemos comentado la fortaleza frente a malezas debido a su crecimiento potente de la parte aérea, en caso necesario se considera aplicar herbicidas de pre siembra o pre emergencia como la trifluralina (60%) a dosis de 1,2 l/ha, el clopyralid (lontrel) a 0,2 l/ha u otros como clomazone (48%) a 0,24 l/ha y metolaclor a 1,1 l/ha).

En post emergencia pueden ser necesarios los graminicidas como el haloxyfop (54%) a dosis de 0,3 l/ha, el clethodim (24%) a 0,6 l/ha, el quizalofop-p-ethyl (Assure) o el clorpyralid (lontrel).

Recolección y usos

Se puede realizar la cosecha directa o con hilerado, sin problemas de dehiscencia que es baja para las variedades probadas en la actualidad.

El uso de desecante permite lograr homogeneidad en el cultivo y secar la biomasa (el tallo especialmente). En todo caso, se debe buscar que la humedad del grano en la recepción sea inferior al 9%. En almacén, no se debe usar pesticidas para el grano almacenado.

El producto cosechado tiene dos utilidades principales. El grano contiene aproximadamente un 45-48% de aceite no comestible de alta calidad, lo que es una alternativa excelente para la producción de biocombustibles de segunda generación (para aviones -SAF- o diésel renovable).

Por su parte la harina (con un contenido de proteína del 43-46%), puede dedicarse a alimentación animal, en vacuno y porcino. En este uso hay que tener cuidado con el porcentaje de incorporación a la mezcla, debido a su alto contenido en glucocinolatos en la torta (harina de carinata), que puede impactar en la palatabilidad y productividad del ganado. La incorporación de un 10-20% no genera estos inconvenientes.

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En la tabla adjunta se muestran los resultados de los ensayos realizados en estas dos últimas campañas en Castilla y León, en siembra de primavera: