Ricardo Ortega
Las elecciones al Parlamento Europeo están dejando de ser la oveja negra de la política comunitaria, la convocatoria anodina que no interesa a nadie, la campaña electoral en la que solo participan los más motivados, quizá con la intención de castigar al gobierno de turno o de apoyar alguna candidatura estrafalaria.
La percepción de estas elecciones cambia de forma radical porque las decisiones adoptadas en las instituciones comunitarias afectan cada vez más a los ciudadanos, como bien saben los agricultores y ganaderos, quienes acusan en carne propia cada una de las decisiones procedentes de Bruselas.
Este colectivo profesional aglutina a cerca de 700.000 personas en España, una cifra a la que cabe añadir a sus familiares y a gran parte de los vecinos de los territorios no urbanos. Su voz se puede hacer oír de forma muy fuerte en el próximo Parlamento, en un periodo que será fundamental para definir el conjunto de políticas comunitarias, de forma muy particular la PAC.
El escenario de los últimos tiempos ha venido definido por un supuesto conflicto entre la actividad agraria y la protección del medio ambiente. Así se ha percibido, en trazo grueso, por buena parte de la ciudadanía. Y así lo han padecido el agricultor y el ganadero.
‘Flexibilización’ de la PAC
“Ha habido un paréntesis en flexibilidad de la PAC, eso es cierto, pero la concepción ambientalista de la política agraria de la UE sigue adelante y en las elecciones del 9 de junio puede estar el futuro de ese marco normativo”, destaca el empresario agrícola Joan Company, de la isla de Mallorca.
“En función de quién presida la Comisión Europea, la UE se seguirá un modelo u otro, de modo que si el Parlamento de Estrasburgo elige un responsable más verde o ecologista, el futuro del campo estará más complicado que si sale elegido un candidato o candidata más conservador, que tendrá una visión más realista”, reflexiona.

Esa diferencia de proyecto se plasmaría en cuestiones muy relevantes, “como la realización de análisis sobre el impacto que las medidas legislativas pueden tener sobre la actividad agraria; es algo que siempre se hacía hace años y que en los últimos tiempos ha dejado de realizarse, con las consecuencias conocidas”, subraya.
La demostración de ese giro ha estado en las movilizaciones masivas de agricultores y ganaderos que se han sucedido desde febrero, que han tenido escala europea “y que han sido el síntoma de un malestar muy grande; y es que hasta los políticos se han dado cuenta de la situación”, advierte Company.
Gobernar desde posiciones ideológicas
Ha quedado clara la brecha abierta entre los despachos y lo que sucede en el campo, porque se ha gobernado desde posiciones ideológicas, lo cual “es un error” para este productor mallorquín.
El gran reto para el campo es a medio plazo gestionar el cambio que se está dando en el clima, “que es real y que hace imposible saber cómo se comportará la atmósfera el año que viene”. Por eso la gestión agronómica tiene que ser más flexible, sin limitaciones. “Porque nos van eliminando materias activas y eso es como si a un médico le prohíbes la mitad de las medicinas en un momento en el que están apareciendo enfermedades nuevas. No puede ser”, advierte.
Por todo ello la gente del campo “debería estar especialmente motivada para acudir a votar el 9 de junio”. Y por eso reclama a los agricultores y ganaderos “mesura” y dedicar un tiempo a pensar antes de introducir la papeleta en la urna.
El papel de la Comisión
Joan Company llama la atención sobre las “crecientes competencias” del Parlamento Europeo, pero sobre todo su papel crucial en la elección de cargos muy relevantes en el funcionamiento de la Unión.
El Parlamento elabora las leyes, aunque comparte ese poder legislativo con el Consejo Europeo, el órgano que aglutina a los representantes de los diferentes gobiernos nacionales.
Ambos son importantes a la hora de legislar, pero sobre todo al escoger a los representantes del poder ejecutivo, el verdadero gobierno de la Unión: la Comisión Europea. En función del resultado de las elecciones, el Consejo propone al Parlamento un candidato o candidata para presidir la Comisión. Será elegido por el Parlamento, por mayoría absoluta, para un mandato de cinco años.
En la legislatura que acaba de finalizar la presidenta de la Comisión era la alemana Ursula von der Leyen, encargada de dirigir y liderar los trabajos del ‘gobierno’ comunitario. Su papel ha sido determinante en el diseño de las políticas de la UE y podría seguir siéndolo, puesto que es la candidata elegida por el Partido Popular Europeo para volver a presidir la Comisión.
¿Puede haber un cambio en la UE?
Luis Alberto Nebreda, regante de Astudillo (Palencia), se muestra pesimista respecto a las elecciones del 9 de junio y defiende que percibe “pocas expectativas de cambio” a nivel europeo.
Las movilizaciones registradas desde febrero apenas han logrado matices “que no inciden en la clave de la PAC”, que es su carácter medioambientalista. Y es que “el medio ambiente es importante, pero sin olvidar la producción de alimentos: la agricultura debe ser rentable, porque en caso contrario no la habrá ecológica ni convencional. Desaparecerá”. Como consecuencia, “acabaremos dependiendo de las producciones de terceros países, sin saber cómo se han obtenido ni con qué materias activas”, advierte.

Fruto de este análisis, este agricultor palentino concluye que habría que volver a las movilizaciones. “Desde las administraciones nos han dado cuatro capotazos en espera de que nos desmovilizáramos: los políticos sabían que no podíamos estar cortando carreteras eternamente, puesto que teníamos mucho trabajo pendiente. Ahora tenemos la campaña de riego, muy pronto llegará la cosecha…”.
“Además, sabían que alguna organización agraria se iba a descolgar de las movilizaciones, con lo cual han podido aplicar el ‘divide y vencerás’ que tan bien conocen”, recuerda.
COAG, Asaja y Cooperativas Agroalimentarias anunciaban recientemente su intención de movilizarse en caso de que el Gobierno no siguiera negociando y, sin embargo, para Nebreda “hay un factor muy importante, y es que la gente solo se moviliza si está enfadada, pero ahora estamos ante un año climatológico más favorable y los productores no están en un estado de ánimo propicio”.

Elegir a los que deciden
Las elecciones al Parlamento Europeo se celebran en toda la UE del 6 al 9 de junio. En España se han convocado para el domingo 9 de junio, cuando los electores españoles elegirán 61 diputados.
La circunscripción para elegir esos diputados es única, de modo que todos los votos valen lo mismo, al margen de que se resida en una isla o e la península, en una provincia grande o pequeña, en un territorio urbano o rural.
Por eso para los profesionales consultados para este reportaje estamos ante una ocasión única para dirimir el pulso entre campo y ciudad, con la posibilidad de contrarrestar con una visión productivista, realista, las nuevas tendencias ecologistas y animalistas que arraigan en la ciudad.
No se puede perder de vista que la agricultura y la ganadería suponen el 40% del presupuesto de la Unión Europea, un gigante económico y tecnológico que suma casi 450 millones de consumidores y que supone el 20% el comercio mundial.
David Turrado, responsable de la compañía Agroturrado, señala que si el 9 de junio gana la tendencia más ‘verde’ del Parlamento Europeo “estamos muertos”. Desde la “lejanía” respecto a lo que sucede en el mundo de la política, destaca que esa victoria ‘ecologista’ le iría mal al campo de los diferentes países de la UE, en una versión corregida y aumentada de la situación que ha llevado a agricultores y ganaderos a movilizarse este año, “con unas protestas que han dejado al descubierto la brecha existente entre la ciudad y el campo”.
En opinión de Turrado esas movilizaciones “no han servido para nada”, ya que tenían que haber estado basadas en una campaña de información a la ciudadanía, “para que el consumidor sepa lo que cuesta sacar adelante una producción, y sobre todo para que sepa lo que va a costar producir alimentos ecológicos, que es hacia donde vamos”. Y lo que va a tener que pagar por ellos. Pone como ejemplo explotaciones de productos ecológicos que solo venden como ‘eco’ la mitad, mientras que el resto va al mercado convencional “porque no hay demanda”.
Una cita importante
¿Hay que ir a votar el 9 de junio? Para David Turrado, el agricultor y el ganadero deberían estar más motivados en esta cita que en las elecciones generales, que siempre registran una participación mayor que las europeas.
En España votó el 64,3% hace cinco años, cifra alcanzada gracias a que simultáneamente se votaba en elecciones municipales y autonómicas, mientras que en 2014 la participación había sido del 45,8%, con lo que se situó en niveles más habituales. Al mismo tiempo, En 2019 los ciudadanos de la UE participaron en un 50% y cinco años atrás apenas había votado el 42%.
Sin embargo, para Turrado “hay más cosas en juego en la elección del presidente de la Comisión que cuando se decide si en España gobierna Pedro Sánchez o Feijóo”. Para él, el resultado ideal sería “un Parlamento Europeo que frenara las políticas verdes”, puesto que “la flexibilización de la PAC que hemos conseguido con las movilizaciones es prácticamente nada”.
El peso de España
La cita con las urnas es especialmente relevante para un país como España, donde el sector de la agricultura, pesca y silvicultura representa un 2,3% del Producto Interior Bruto (PIB), sensiblemente por encima del promedio de Europa, que es del 1,7%.
Ruperto Mesas, regante de la Mancha conquense, considera que hay que aprovechar la ocasión para modificar una normativa comunitaria que “asfixia” al agricultor, lo que le lleva a coincidir con otros representantes del sector. “Posiblemente sea más importante lo que pase en la UE que quién gobierne en España”, recalca.

Otra cosa es la convicción de que el Gobierno “defiende poco los intereses de España” en Bruselas, hasta el punto de poner como excusa la normativa comunitaria “para ser más radicales en la legislación nacional que lo que impone Europa”. Es lo que sucede, por ejemplo, con la gestión del agua, que el Ejecutivo nacional sitúa en “máximos” de exigencia.
“Aterrizar” desde la utopía
Jesús Ángel Lamuela, regante del Jalón, en Zaragoza, respalda la idea de que estas elecciones son las más importantes de cuantas se celebran. “No solo para el campo, sino para cualquier actividad que dependa de la normativa”, destaca. “Es una cita importante porque, si queremos seguir en el campo, hay normas que deben evolucionar”, subraya, y pone como ejemplo “la Agenda 2030, que tiene aspectos positivos, pero con cuestiones que no se pueden cumplir”.
Para Lamuela, “el campo ya no puede absorber tantos planteamientos administrativos; la utopía está muy bien, pero hay que trasladarla a la realidad y eso es algo muy duro, porque el día a día te pone los pies en el suelo”. También es de quienes defienden que con las movilizaciones de los últimos meses no se ha conseguido nada. “Los políticos se han asustado por la cercanía de las elecciones, y eso se ha notado mucho; pero el agricultor y el ganadero deben ser profesionales, no ser de izquierda o de derecha”.
—
Imagen principal: De izquierda a derecha, Gabriel Turrado, nueva generación de la compañía Agroturrado, el agricultor David Turrado y Martín Santos, nueva generación de Quesos Cañarejal «si nos dejan»