Las temperaturas bajo cero preocupan y mucho. Los efectos ya se han contabilizado en el viñedo, pero otros cultivos comienzan a hacer un recuento de daños que no parece pequeño.
El cereal se ha visto afectado en función de su desarrollo vegetativo. En general el cereal está encañando. En el campo se recuerdan las fuertes heladas de mayo de 2017, cuando el cereal de la cuenca del Duero estaba espigando y las temperaturas bajo cero tuvieron gran incidencia.
La colza era en principio el cultivo que preocupaba más a los agricultores, ya que está en flor, pero en principio no se han visto parcelas afectadas.
“Hay que estar atentos a las patatas que se hayan sembradas a finales de marzo o principios de abril y a las remolachas que estén en fase de cotiledones”, advierte José Ignacio García Barasoain, de Agroseguro.
Concretamente, en la cuenca del Duero ha habido ciertos problemas en patata, con pérdidas que se antojan importantes para los agricultores del tubérculo.
Las bajas temperaturas también han afectado a la Comunidad Valenciana, donde se prevén daños localizados en viñedos de la comarca Utiel-Requena. Ya se pueden ver los efectos del frío en los brotes y las hojas, pero también la marchitez fisiológica que amenaza con producirse en la variedad Bobal cuando vuelva el calor.
Fernando López, viticultor de Requena, señala que la uva “se encuentra en estos momentos en una fase del cultivo especialmente sensible al frío, porque los brotes recién salidos están muy tiernos”.