La acuicultura es una actividad rentable, respetuosa con el medio ambiente y que abre numerosas posibilidades para el medio rural. Incluso es una vía eficiente y saludable para la alimentación humana.
Para Cristina Tomás, presidenta de la Sociedad Española de Acuicultura (SEA), el sector tiene el reto de avanzar frente a la “complejidad” del marco normativo. También en materia de ordenación del territorio para agilizar la obtención de permisos “en la búsqueda de emplazamientos y la definición de áreas potenciales para la acuicultura”.
Del mismo modo, es preciso encarar la “vulnerabilidad” de esta actividad frente al cambio climático, además de una cuestión fundamental: informar a la sociedad sobre qué es la acuicultura y ofrecer formación, “sobre todo en regiones donde la acuicultura no está tan ligada al territorio, porque es importante formar a los jóvenes para que vean la acuicultura como un medio de vida”.
Bienestar animal
En 2022 se publicó una guía sobre el bienestar en la acuicultura española, con el objetivo de establecer indicadores de bienestar animal, que permitan una mejor evaluación del bienestar en los sistemas de producción.
En cuanto a la salud, “tanto el sector sanitario como científico siguen avanzando en el desarrollo tanto de piensos funcionales, es decir, que lleven ingredientes naturales capaces de mejorar el estado de salud de los peces frente a determinados agentes, ya sean abióticos como bióticos, así como en el desarrollo de vacunas, para poder prevenir y controlar las enfermedades más relevantes”, subraya.
Todo ello en un contexto en el que el sector de la pesca parece ‘acosado’ por malas noticias respecto a la supervivencia de los caladeros, la presencia de metales y microplásticos en los animales capturados.
Por eso la acuicultura se presenta como una de las soluciones, “puesto que nos permite criar peces en condiciones controladas, y en el caso de los sistemas cerrados, como son los sistemas de recirculación de agua, nos permite controlar por completo la calidad del agua de cultivo, asegurando las condiciones óptimas para la supervivencia de cada especie”.
Además, los peces de acuicultura (tanto en sistemas abiertos como cerrados) se alimentan con piensos, cuya composición y formulación está controlada. “Al no alimentarse de otros organismos de la cadena trófica, no se produce bioacumulación”, como se denomina a la suma de sustancias nocivas en organismos vivos, que hace que el animal alcance concentraciones más elevadas que las existentes en su medio.
El pienso se elabora igual que para otra cualquier especie ganadera. Está compuesto por diferentes materias primas, “cuya inclusión nos va a proporcionar el contenido en nutrientes requeridos para alimentar una determinada especie” o una determinada fase del desarrollo del animal, subraya la presidenta de SEA.
La elaboración de ese pienso supone una actividad económica relevante para el entorno de las instalaciones, con la generación de empleos tanto directos como indirectos. “En muchas ocasiones las instalaciones se podrán abastecer de materias primas locales”, destaca.
A través de la alimentación no solo se puede mejorar la composición en cuanto a nutrientes, o incluso perfil de ácidos grasos del filete, sino que también se pueden modificar características organolépticas como el color o la textura de los filetes. “Y lo más importante, controlando la alimentación podemos obtener un producto no solo de calidad sino también más seguro, libre de parásitos, y bajo controles sanitarios”.
Además, “se les proporciona alimento de calidad para que puedan crecer en condiciones óptimas sin afectar a la salud y bienestar”.
Una actividad sostenible
Con el objetivo de fomentar un uso eficiente de los recursos se han publicado guías para la valorización de subproductos de la acuicultura, que permitan identificar el tipo de subproducto y qué opciones hay para su valorización.
Otra medida que avanza hacia la sostenibilidad es el desarrollo de sistemas de recirculación del agua, donde esta se recicla a través de diferentes filtros para conseguir una calidad adecuada para que se pueda volver a utilizar. “Por supuesto, el desarrollo de estos sistemas va a depender de la especie de destino, pero va a ser la tendencia en un futuro”, anticipa Tomás.
