El escenario abierto para la remolacha a partir del año que viene supone una oportunidad para el sector, aunque su futuro dependerá de que el azúcar tenga un precio de venta al público que permita ganar dinero al productor, a la industria y a la distribución, según el presidente de Acor, Carlos Rico
Durante su intervención, Rico denunció que
el mercado mundial del azúcar es hoy “un vertedero” en el que se vende el excedente por debajo del precio de producción, incluso en los países más rentables. Esa realidad puede cambiar a partir del año 2020, cuando en teoría se alcanzará en Europa el equilibrio entre producción y precio. Así lo señaló durante la Jornada Nacional del Azúcar organizada por el diario El Norte de Castilla en colaboración con Cajamar.
Rico desgranó el contenido de diversos estudios de prospección, “cuyos datos se van modificando a medida que la realidad los va contradiciendo”. Por esa razón, se refirió en su análisis a elementos concretos, como que esté en tela de juicio que la caña sea un cultivo atractivo para el agricultor brasileño, sobre todo por la competencia que supone la colza.
Al mismo tiempo, los productores franceses están obteniendo unos rendimientos de 9.000 toneladas por hectárea en trigos de secano, de modo que cabe prever una transición gradual desde la remolacha hacia el cereal, mientras que productos como la isoglucosa (obtenida a partir del almidón de maíz) dependen excesivamente de la evolución de ese cereal. Además, “la isoglucosa europea resulta mucho más cara que la americana”.
Todo ello en un contexto general de un planeta con más de 7.000 millones de habitantes que en 2050 alcanzará los 9.700 millones de habitantes, “es decir, de consumidores”. Para entonces el 50% de la demanda de alimentos estará en Asia, mientras otro 20% se encontrará en África. “La industria ofrecerá el producto donde más presión de población exista”, apuntó Rico.
Mientras tanto, agrupaciones de productores como ACOR se encuentran “aguantando el tirón”, esperando que cambie el panorama. “No se puede estar mucho tiempo produciendo a pérdida”, advirtió. Por esa razón se mostró convencido de que el conjunto del sector de la remolacha y su transformación “saldrá adelante” en Castilla y León. “En Europa siempre se nos ha visto como esos chavales que están en la esquina y que no saben hacer las cosas, lo que se demostrará que es falso; nada nos diferencia de otras zonas productoras… salvo que obtenemos rendimientos mucho mayores”.
El presidente de la cooperativa apuntó que los 42 euros por hectárea que reciben los socios supone un precio digno, que además permite mantener una industria competitiva. A corto plazo, abogó por avanzar en la reducción de costes, “el verdadero caballo de batalla al que debemos enfrentarnos”, con especial atención a las fórmulas que permiten el riego a partir de energía solar. “Debemos trabajar en todo ello para que, cuando pase el año 2020, tengamos unos rendimientos aún mejores, tanto en remolacha como en el resto de cultivos”, recalcó.
Como ejemplo, se refirió a las variedades de trigo de regadío, con unas producciones por hectárea que superan los 9.500 kilos, y que nos han permitido volver al cereal”.
Además, reclamó al sector de la distribución que abandone la práctica de recurrir a las ofertas en azúcar como ‘gancho’ para el consumidor, puesto que al hacerlo tira hacia abajo del precio del producto. Eso sí, subrayó que en su opinión la distribución no es un enemigo, sino que forma parte de la cadena, “y entre todos debemos sujetar el sector”.
La Jornada Nacional del Azúcar estuvo inaugurada por la consejera de Agricultura y Ganadería de la Junta, Milagros Marcos, quien destacó que España es deficitaria en azúcar al consumir casi el triple de lo que produce. Ese recorrido es el que permite a la titular de Agricultura apuntar al “objetivo técnico” de las 30.000 o incluso las 32.000 hectáreas de remolacha en Castilla y León, frente a las 25.478 hectáreas de la última campaña.
Como puntos fuertes del cultivo, Marcos recordó que Castilla y León supone el 85% de la producción de azúcar en España y que representa “un sector con fuerte componente social”, integrado por los 4.072 agricultores que el año pasado sembraron remolacha en la comunidad autónoma.
También destacó la productividad creciente (en lo que llevamos de siglo, los rendimientos medios han pasado de 70 a 105 toneladas por hectárea) y el que exista una industria transformadora “vinculada al agricultor y asentada en el territorio”.
Asimismo, adelantó que la consejería está trabajando en un estudio externo de ámbito nacional y europeo “para conocer bien cuál es
el escenario al que nos vamos a enfrentar”. Por el momento, se van a mejorar determinados aspectos del Programa de Desarrollo Rural (PDR) de Castilla y León “para hacer más atractivo el cultivo” y se va a incidir en los mensajes que recibe el consumidor a través de los medios de comunicación, “algunos de los cuales no ayudan a mantener el consumo”.