José Ángel Cortijo, responsable Zona Noroeste de Fertiberia
El nuevo encuentro técnico sobre patata celebrado en El Carpio parece una ocasión propicia para retomar algunas reflexiones que el agricultor ha escuchado en diferentes ocasiones, pero que conviene no olvidar ahora que falta poco para que se repartan las cartas y comience un nuevo juego.
-Resulta una necesidad del todo imperiosa que el profesional sea muy consciente de cuál es la estructura de costes de su cultivo, máxime cuando hablamos de producciones como la patata, con unos gastos de producción muy elevados. Este tubérculo es uno de los cultivos en los que menos se ha recortado la fertilización (supone entre el 11 y el 15% de los costes), pero ahora el reto es hacer que esa inversión sea lo más eficiente posible: lograr que cada euro repercuta en una mayor rentabilidad.
-Y es que debemos respondernos a la pregunta de si nuestra patata necesita, de verdad, todos los elementos que le aportamos al abonar. Por eso es importante que, cuando acuda al almacén, posea un espíritu crítico y no se conforme con el producto que le den: que preste atención a sus especificaciones.
-Es el momento de comenzar el abonado en cobertera, o bien del fertilizante de una sola aplicación para aquellos que apuesten por esta fórmula, y ese agricultor bien informado debe buscar es un abono con nitrógeno o con parte nítrica; un fertilizante con un nutriente disponible directamente por la planta. En los de una sola aplicación, además, se debe buscar fórmulas con un fósforo lo más soluble al agua que sea posible.
-Otro punto de atención se encuentra en la remolacha, ahora que se planifican las siembras y cuando estamos en el último año con un mercado regulado por cuotas. Es una opinión compartida por muchos agentes la de que Castilla y León no se puede permitir el lujo de que esta raíz desaparezca de su mapa de cultivos. En primer lugar por la escasez de opciones para las explotaciones de regadío, pero sobre todo porque debemos saludar como una gran oportunidad la desaparición de las cuotas el año que viene, puesto que somos la zona productora con mejores rendimientos de Europa, si no del mundo.
-La remolacha es el cultivo que ha vivido un mayor avance técnico en la última década. Los trabajos científicos ligados al campo son de una importancia capital, y pese a todo lo avanzado aún es muy grande la capacidad para seguir evolucionando durante los próximos años, en rendimiento y en calidad. Es decir, esa mejora se debe producir sobre todo en kilos de transformación industrial. Porque no podemos olvidar que el agricultor genera producciones con un objetivo de transformación.
-Cabe decir que el esfuerzo realizado en investigación beneficia no solo a la remolacha, sino que se extiende al conjunto de cultivos; de hecho, los conocimientos adquiridos en relación con ella se pueden extrapolar al resto de producciones.
-El buen hacer de los profesionales se está poniendo de relieve en este invierno atípico, de temperaturas suaves y fuertes lluvias en enero, que ha deparado unos campos de cereal en buen estado desde el punto de vista general. El diferente grado de desarrollo de las plantas se explica en función de la fecha de siembra, pero de forma muy notable dependiendo de quién ha realizado un correcto abonado de fondo, que desde mi punto de vista es la forma más correcta de proceder.
-Lo avanzado de ese desarrollo hace que penda sobre los cultivos la amenaza de que una helada primaveral les haga mucho daño. Pero un riesgo igual o mayor para los cultivos reside en el posicionamiento de las plagas; no es normal que a estas alturas de invierno el agricultor se esté encontrando en las tierras tal número de animales. Por desgracia, esta amenaza llevará a realizar diferentes tratamientos, lo que en caso de los cereales de secano puede amenazar la rentabilidad de las explotaciones.
-Es de lamentar el papel decreciente de las legumbres, consecuencia del reducido número de materias activas autorizadas y porque lo que se paga por ellas no da para alcanzar la rentabilidad.