El rendimiento por hectárea de cebada puede este año alcanzar, o incluso superar, al extraordinario comportamiento del cultivo en el “histórico” 2016. En aquella ocasión se obtuvieron, de media, 4.097 kilos por hectárea en Castilla y León, un dato bastante sorprendente para este cultivo en su versión de secano.
Las lluvias del invierno y la primavera están permitiendo que la cebada alcance cifras muy similares. Aunque es aún imposible ofrecer datos globales, hay situaciones puntuales que permiten ser muy optimistas.
En la localidad palentina de Soto de Cerrato, Alfonso Sánchez ha conseguido una producción de 6.200 kilos a partir de semilla R2 comprada en Agropal. Ya la está cosechando y entregando en las instalaciones de la cooperativa en Magaz de Pisuerga, donde se ha podido constatar además un elevado peso específico.
Al mismo tiempo, la cosecha de la cebada ya ha arrancado en la comarca soriana de San Esteban de Gormaz, con unos rendimientos que están alcanzando los 3.500 kilos por hectárea en los peores secanos.
En el otro extremo, el cultivo está llegando incluso a los 6.000 kilos por hectárea “en los buenos regadíos y en las mejores tierras”, como destaca el agricultor José María ‘Chema’ de Diego.
Las excepciones pueden estar en municipios de la misma comarca en los que el pedrisco hizo acto de presencia, y que obtendrán peores rendimientos.
No pinta igual de bien para el trigo. Chema de Diego apunta unos rendimientos “muy irregulares”, mientras que Urbano Blanco, de Agropal, calcula que aún faltan dos o tres semanas para la cosecha de este cereal, “que no va a tener un comportamiento tan bueno como la cebada”.
El girasol, dispar
La situación es muy diferente para los diferentes girasoles en función de cuándo se sembraran. El que se puso en fechas más tempranas se ha desarrollado muy bien y cabe esperar unos buenos rendimientos.
Al mismo tiempo, el girasol que se sembró más tarde está muy retrasado y lo tiene “muy difícil” para llegar a dar pipa este año, como lamenta De Diego.