El año 2025 marca un año crucial para la viticultura española gracias a los pasos dados hacia la aprobación de variedades de uva PIWI, resistentes a enfermedades como el mildiu o el oídio. Podría haber novedades muy relevantes a finales de año o en 2026.
Este avance no solo es un paso adelante en la lucha por una producción vitivinícola sostenible, sino también una respuesta directa a los desafíos planteados por el cambio climático, las crecientes demandas del mercado por productos ecológicos y la necesidad de reducir costes en un sector en constante transformación.
Potencial vitícola en España
España, líder mundial en superficie de viñedo, cuenta con un potencial vitícola de 951.965 hectáreas, según el último informe de potencial de producción vitícola en España . Sin embargo, el país enfrenta una disminución constante en potencial de producción, con una reducción de más de 100.000 hectáreas desde 2011 y un descenso del 1,55% en el último año.

Factores como la presión climática, los altos costos asociados a tratamientos fitosanitarios y las exigencias del sistema de autorizaciones de plantación han limitado el crecimiento del sector. En este contexto, la adopción de innovaciones como las variedades PIWI representa una oportunidad estratégica para revitalizar la viticultura nacional, manteniendo su competitividad y sostenibilidad.
¿Qué son las variedades PIWI?
Las variedades PIWI, desarrolladas a través de cruces genéticos entre Vitis vinifera y otros géneros de Vitis ssp., ofrecen una solución a problemas fúngicos en el viñedo. Estas cepas combinan una resistencia natural a enfermedades como el mildiu y el oídio, proporcionando cualidades enológicas de alta calidad, resultando en variedades organolépticas similares a los parentales que posibilitan la elaboración de vinos de alta calidad.
El desarrollo y validación de las variedades PIWI en España han sido posibles gracias a una estrecha colaboración entre centros de investigación, empresas y organismos gubernamentales. Desde 2018, el proyecto CDTI, liderado por Agromillora y respaldado por instituciones como INCAVI, ITACYL, INTIA y NEIKER, ha permitido establecer una red de campos experimentales en regiones clave como Cataluña, Castilla y León, Navarra y el País Vasco.

Tras años de experimentación, se han obtenido resultados prometedores en cuanto a resistencia, productividad y calidad enológica. Algunas de estas variedades ya están en proceso de aprobación y se encontrarán disponibles para su plantación cuando cuenten con el visto bueno de la Administración.
Innovación científica
Investigadores como Lluís Giralt (INCAVI) destacan que variedades como ‘Soreli’, ‘Merlot Khorus’ y ‘Fleurtai’ han mostrado niveles de resistencia muy superiores a las variedades tradicionales de referencia, como el ‘Macabeo’ o el ‘Tempranillo’. Estas variedades no solo reducen significativamente el uso de tratamientos fitosanitarios, sino que también garantizan una calidad enológica que cumple con los estándares del mercado.
Enrique Barajas investigador en ITACYL, reconoce que la implementación de las variedades resistentes requiere un exhaustivo estudio de tres años, comparando datos con un testigo. Este análisis abarca la evaluación agronómica, la enológica y la calidad del vino en relación con otras variedades.
Beneficios económicos y ambientales
Uno de los principales atractivos de las variedades PIWI es su capacidad para reducir los costos asociados al uso de fitosanitarios, que representan una parte significativa del presupuesto de los productores. Según Eugenio Sartori, Consultor comercial y de dirección en Vivai Cooperativi Rauscedo, estas variedades permiten reducir hasta un 70% los tratamientos necesarios, disminuyendo no solo los costos, sino también el impacto ambiental de la actividad vitícola.
Además, las PIWI abren nuevas oportunidades para la viticultura ecológica, especialmente en zonas donde las condiciones climáticas hacían inviable este tipo de cultivo. Según Alberto Martín (ITACYL), estas variedades están permitiendo explorar nuevas fronteras en la producción de vinos sostenibles, ampliando el alcance del sector y atrayendo a nuevos consumidores.
Respuesta a las demandas del mercado
El interés por las variedades PIWI no se limita al ámbito agronómico. Los consumidores, especialmente las generaciones más jóvenes, muestran una creciente preferencia por productos sostenibles y saludables. La percepción negativa del uso de fitosanitarios ha llevado a muchos consumidores a valorar aún más los vinos elaborados con estas nuevas variedades, que garantizan un menor impacto ambiental sin comprometer la calidad.
Similitudes organolépticas
Los vinos producidos con variedades PIWI no solo cumplen con estas expectativas, sino que también ofrecen perfiles organolépticos que muy parecidos a los de las variedades tradicionales.
En relación con esta similitud organoléptica, Toni Albiol, top 10 Sommeliers de España, afirma que «es importante transmitir que los PIWI no son una amenaza para las variedades tradicionales, sino una solución complementaria para adaptarse a los desafíos climáticos y agronómicos».
La percepción negativa del uso de fitosanitarios ha llevado a muchos consumidores a valorar aún más los vinos elaborados con estas nuevas variedades, que garantizan un menor impacto ambiental sin comprometer la calidad.
Una revolución necesaria
La incorporación de las variedades PIWI en España simbolizará una revolución en la viticultura nacional. Este avance no solo responderá a las demandas de sostenibilidad y rentabilidad del sector, sino que también posicionará al país como un referente en innovación vitivinícola.
Con el respaldo de políticas adecuadas, investigación científica y colaboración empresarial, el futuro de la viticultura española se perfila como más resiliente, competitivo y sostenible. Las variedades PIWI son más que una posible solución: son la clave para garantizar la supervivencia y el éxito del viñedo español en un mundo en constante cambio.