Emilio González Izquierdo
En los últimos años, la avena ha dejado de ser solo un alimento para el ganado o un componente menor en las dietas humanas para convertirse en el gran protagonista de los desayunos y meriendas de millones de hogares. Este cambio responde a una creciente conciencia sobre los beneficios nutricionales de la avena, especialmente entre personas celíacas o con sensibilidad al gluten, que han encontrado en la avena un aliado natural y seguro.
Un cereal sin gluten que conquista paladares y mercados
La avena, por naturaleza libre de gluten, se ha posicionado como una alternativa segura y nutritiva para quienes deben evitar este componente. Su versatilidad, ya sea en copos, leche vegetal, harina o incluso en productos horneados, ha permitido su expansión en el mercado alimentario global. En España, esta tendencia también se está notando, tanto en los lineales de los supermercados como en las superficies cultivadas.
Según datos del Ministerio de Agricultura, para la campaña 2024 se sembraron 494.300 hectáreas de avena, lo que representa un aumento significativo respecto a años anteriores. Esta subida responde directamente a la mayor demanda nacional e internacional, que impulsa a los agricultores a apostar por un cultivo rentable y cada vez más valorado.

Luis Alonso, técnico de la Cooperativa Bureba Ebro, confirma esta tendencia desde el campo burgalés: “El cultivo de avena ha experimentado una gran aceptación y un continuo crecimiento entre nuestros socios en los últimos años. Desde el departamento técnico lo consideramos como una excelente opción dentro de las rotaciones, debido a las ventajas que presenta frente a otros cereales”.
Una de las principales razones por las que los agricultores están optando por la avena es su bajo coste de producción. “La avena requiere menos insumos que el trigo o la cebada y manteniendo labores agrícolas similares, se pueden obtener buenas cosechas, pero con menores costes”, explica Alonso.
Investigación y desarrollo
Frente a este escenario, las casas de semillas han redoblado sus esfuerzos en investigación y desarrollo. Gracias a ello, hoy disponemos de variedades de avena mucho más productivas, con un mayor peso específico del grano, resistencia mejorada frente a plagas y enfermedades, y adaptadas a las condiciones climáticas locales. Estos avances no solo mejoran los rendimientos, sino que también garantizan una producción más sostenible y menos dependiente de tratamientos químicos.
Sergio Hernández, de Hernan-Villa, empresa especializada en la producción y comercialización de semillas, explica que, en los últimos años, la avena ha experimentado una gran evolución genética, gracias a una fuerte inversión en investigación y desarrollo por parte de las empresas obtentoras de semillas, en respuesta a la tendencia creciente en el consumo humano de avena.
“Variedades como Albatros u Opaline han llegado a alcanzar rendimientos por hectárea de hasta 7.000 kilos en campañas con condiciones favorables”, añade Luis Alonso. “Eso refuerza su viabilidad económica para el agricultor”.
Por su parte, Sergio Hernández, destaca que “Hemos aumentado enormemente la calidad del grano, logrando variedades que pueden llegar a un peso específico de 55-56 y hasta 57 kilogramos por hectolitro, algo impensable hace solo unos años”.
Además de mejorar el peso específico, otro factor crucial ha sido la sanidad y resistencia de las nuevas variedades. “Las actuales generaciones de avena presentan una mayor resistencia junto con una menor tendencia al encamado”, asegura Hernández.
Y el trabajo continúa. Según comenta Sergio, ahora se están enfocando todos los esfuerzos en desarrollar variedades de menor altura y aún mayor calidad de grano, todo ello orientado a mantener y mejorar la productividad.
Rotación flexible y estratégica
Otra ventaja del cultivo de la avena es su capacidad para integrarse en sistemas de rotación muy diversos. Los agricultores pueden optar por avena forrajera, destinada a la alimentación animal, o por avena graneada, orientada al consumo humano. Esta flexibilidad permite ajustar la estrategia según las necesidades del mercado y las condiciones climáticas de cada campaña.
Además, la avena contribuye a mejorar la estructura del suelo, puede romper ciclos de plagas y enfermedades y reducir la presión de malas hierbas, convirtiéndose así en una pieza clave dentro de una rotación bien planificada. “Puede considerarse un cultivo mejorante del suelo”, concluye Alonso, destacando su rol dentro de la planificación agrícola.
Mayor rentabilidad
Las cifras oficiales de la campaña de avena en España en el año 2024 reflejan un aumento del 8,3% en la producción respecto a la campaña 2023. Este repunte es un mensaje claro de que el sector está respondiendo a la demanda y de que hay margen para seguir creciendo.
Sin embargo, el precio de la avena, al igual que el del resto de cereales, es muy volátil y varía mucho de unos años a otros.
Lo interesante de la avena destinada al consumo humano, es que puede recibir primas de entre 30 y 40 euros por tonelada, si cumple los parámetros de calidad que establece la industria, por calibre, peso específico, pureza, limpieza… “Hace tres campañas, el precio de la avena supero los 300 euros por tonelada”, comentan desde Bureba Ebro, lo que anima al agricultor a apostar por este cultivo, aunque este año se prevén precios menores.
Potencial ilimitado
En conclusión, a la luz de los datos y testimonios recogidos, la avena se presenta como un cultivo con grandes perspectivas agronómicas y comerciales. Con una demanda creciente, variedades mejoradas genéticamente y una adaptabilidad única dentro de las rotaciones, la avena parece tener todas las cartas para seguir ganando terreno en los campos y en los platos de los españoles.
Para consolidar este crecimiento, será fundamental seguir invirtiendo en genética, fortalecer la posición del productor de avena dentro de la cadena de valor y fomentar más canales de comercialización que premien la calidad del grano destinado al consumo humano.
La avena no solo es una alternativa viable, sino una opción estratégica que combina rentabilidad, sostenibilidad y valor añadido para el campo y para la industria alimentaria.