Ricardo Ortega
La cosecha de trigo blando caerá este año el 30% en España, mientras que el descenso de la cebada será aún mayor, del 38% respecto al año pasado, según la estimación de cosecha realizada por la consultora Asegrain.
La sequía y las altas temperaturas son las responsables de esta fortísima caída de la producción, pero hay que tener en cuenta que 2022 ya fue un mal año. Si los volúmenes esperados se comparan con la media de los últimos diez años, la cifra resulta dramática.
Sin ir más lejos, hace dos años España produjo 7,5 millones de toneladas de trigo blando, mientras que el año pasado cayó por debajo de los 5,5 millones. Este año la cosecha arrojará 3,8 millones de toneladas, lo que supone esa caída de 30 puntos porcentuales respecto al año pasado.
El sur, una catástrofe
En cebada las cifras son incluso peores. El año pasado el campo español pasó de 8,86 a 6,7 millones de toneladas, mientras que este año la producción será de 4,15 millones: un descenso de 38 puntos porcentuales.
La estadística es más preocupante cuanto más al sur nos situemos, con una Andalucía, una Extremadura y una Castilla-La Mancha de catástrofe.
Al mismo tiempo, en comunidades como Castilla y León las noticias son muy malas y sitúan al agricultor por debajo de los costes de producción, pero los porcentajes de producción son algo mejores.
En esta comunidad se van a cosechar 2,13 millones de toneladas de trigo blando, lo que supone una caída del 19% respecto al año pasado.
En cuanto a la cebada, se cosecharán en torno a 1,63 millones de toneladas, según Asegrain, lo que significa que este cultivo experimenta una caída del 25% en su producción.
Todo ello, además, en un contexto de precios bajos, y con nuevos factores bajistas, como la buena producción europea o la renovación del corredor del Mar Negro por parte de Vladimir Putin, lo que facilitará la llegada de grano ucraniano hasta los puertos del Mediterráneo.