Lara Arias
El sector ganadero ha experimentado notables cambios. De acuerdo con los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ofrecidos por Asaja, ha habido caídas significativas, con un descenso del 16% en cabezas de ganado de ovino, y un 12% de caprino.
Algunas voces ganaderas alegan que las posibles causas de estas reducciones se encuentran en la “falta de respeto a la ganadería profesional” y en la “mala imagen que tiene este trabajo”, además de “leyes abusivas”, entre otras cuestiones.
La ganadería en España se enfrenta a una problemática compleja que amenaza su sostenibilidad a largo plazo, tanto a nivel económico como estructural. Lorenzo Rivera, secretario general de COAG Castilla y León, destaca la transformación del modelo ganadero, donde las grandes explotaciones y las empresas integradoras están desplazando al ganadero tradicional. Este modelo ha generado tensiones en el mercado y ha desmantelado a pequeños productores, que ven cómo su capacidad de competir se reduce.
Además, Rivera resalta la dependencia de materias primas importadas, lo que abarata los productos, pero a su vez aumenta la vulnerabilidad del sector, especialmente ante la subida de los costes de insumos, como ocurrió hace tres años con los precios del pienso. El relevo generacional es otro de los grandes desafíos, pues muchos jóvenes que no ven atractiva la inversión en el sector debido a las dificultades económicas y estructurales.
Caídas significativas
A nivel nacional, el sector ovino ha experimentado una caída significativa en España, al pasar de 16.118.586 ovejas en 2013 a 13.596.561 en 2023. El caprino también ha mostrado un descenso, pasando de 2.609.989 a 2.293.470 cabezas de ganado.
Por su parte, Carlos Sánchez Rodríguez, de UPA, lamenta que la ganadería esté siendo acusada de ser la principal fuente de contaminación, una percepción que, según él, se demostró que era errónea durante la pandemia, cuando el sector mantuvo su actividad sin impacto ambiental significativo y la polución disminuyó.
Sánchez también subraya la falta de respeto hacia la figura del ganadero, lo que ha llevado a un abandono progresivo del trabajo. Al igual que Rivera, considera que la presión normativa, especialmente en temas de bienestar animal, es excesiva en comparación con las normativas de terceros países, lo que les coloca en una situación de desventaja competitiva.
Carlos Sánchez, de UCCL, enumera más factores que explican el descenso en la actividad ganadera: enfermedades que diezmaron las cabezas de ganado, la falta de un relevo generacional y el elevado coste de los insumos.
En este contexto, plantea la necesidad de más ayudas para los jóvenes y un mayor apoyo de las administraciones para combatir problemas sanitarios y reclaman menos burocracia, que facilite las gestiones a los administrativos y no les tenga “tres meses parados”. Aunque las soluciones no son claras, todos coinciden en que el futuro del sector depende de un cambio profundo que permita la supervivencia de los pequeños ganaderos frente a las grandes empresas.