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domingo, julio 13, 2025
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Las oleaginosas se la juegan en el campo… y en la geopolítica

Cabe esperar una producción de colza similar a la del año pasado, mientras la siembra del girasol está muy condicionada por la humedad en el suelo

Ricardo Ortega

Es todavía pronto para adivinar cómo se comportará el año con las oleaginosas españolas, aunque hay algunos aspectos para ser optimistas. En las zonas tempranas y medias, las flores amarillas ya teñían el paisaje a comienzos de abril. “De seguir así diríamos que el año pinta bien, aunque quedan varias amenazas en el aire”, destaca Ramón Roset, de la Asociación Nacional de Empresas para el Fomento de las Oleaginosas y su Extracción, Afoex.

La primera es un riesgo de heladas tardías, que ya se sufrieron el año pasado. Las zonas donde ha empezado la floración no solo pueden matar las flores existentes, sino que, si la helada es profunda, puede quemar los brotes apicales y producir un retraso importante, lo que mermaría la producción. Pero a estas alturas del año se trata de un mal poco probable.

La segunda amenaza es que, debido a la “exuberancia” del cultivo (pues ha tenido un invierno ideal), empiecen los ataques del pulgón y alguna enfermedad de origen fúngico, advierte Roset, que representa a Afoex en Interal, la Interprofesional española de Alimentación Animal.

Ramón Roset, de la Asociación Nacional de Empresas para el Fomento de las Oleaginosas y su Extracción, Afoex.

La falta de frío invernal ha hecho que en algunas zonas el sistema radicular no se haya desarrollado como de costumbre, lo que la hará menos resistente a posibles episodios de viento o sequía. “Queda esperar que el viento de Levante no se lleve las cosechas tempranas andaluzas”, confía. Con todo, “en general el cultivo no pinta mal y cabe esperar una producción similar o mejor que el año pasado”.

¿Crecerá la superficie de colza?

Para el responsable de Afoex, el cultivo tiene sentido agronómicamente y nuestros agricultores han aprendido su manejo, “lo que les hace sentir cómodos con él”.

Por otro lado, la política de la PAC anima a la rotación de cultivos, sin olvidar que los precios manejados en las últimas campañas y la precocidad del cultivo “lo han convertido en una alternativa rentable que el agricultor puede considerar”.

España lleva unos años anclada alrededor de las 130.000 hectáreas, “que no será fácil incrementar hasta un primer objetivo de 150.000”. Por el contrario, la producción (muy dependiente de las condiciones climáticas) evoluciona entre las 185.000 toneladas de 2023 a las 350.000 de 2024, con lo que la media de los últimos cinco años es de 203.000 toneladas.

Siembra del girasol

En Andalucía podía haberse sembrado un 20% de las hectáreas previstas antes del fuerte periodo de lluvias vividas en marzo, con réplicas en abril. “No pintan demasiado bien y la mayoría habrá que resembrarlas”, señala Ramón Roset.

A diferencia de años anteriores, este año el campo está rebosante de humedad y será de los pocos años en los que podremos aprovechar el tempero para hacer buenas siembras, “siempre que ‘Mr. Clima’ lo permita”, recalca.

En cuanto a superficie de girasol, llevamos unos años anclados alrededor de las 750.000 hectáreas. “Confiamos en que las condiciones climáticas buenas de este año animen a nuestros agricultores a sobrepasar el objetivo de las 800.000”, subraya.

Por otro lado, “confiamos en que los buenos precios manejados durante la campaña y las primas sobre el oleico llevarán a una mayor especialización del cultivo, aumentando el uso de híbridos de alto oleico a la búsqueda de la prima por calidad”.

Además, la falta de llegada de embarques desde fuera de la UE a los puertos europeos hará que la campaña de pipa empiece con un stock de solape de ‘cero’, lo que debería conducir a un mercado de demanda en lugar de oferta.

Cultivos rentables

Para el representante de Afoex, “desde siempre las oleaginosas son cultivos agradecidos y capaces de sobrevivir y producir en condiciones adversas, absorbiendo lo que pueden del entorno”.

“Ni que decir tiene que, en los últimos años, con la mejora de las técnicas de cultivo, los rendimientos han ido aumentando y han convertido las oleaginosas, en general, en una alternativa atractiva para el agricultor”. Su incorporación al circuito de cultivo no le ha representado grandes inversiones en maquinaria o equipos especializados, “puesto que usa los mismos que el cereal”.

¿Cuál es la eficiencia/rentabilidad para la industria transformadora?

Los asociados a Afoex son compañías dedicadas a la transformación del girasol y colza en aceite y harina para la alimentación del ganado. Por tanto, ambos cultivos son indispensables para el funcionamiento de las fábricas.

En un entorno global con una demanda creciente de los conceptos “sostenibilidad” y “kilómetro cero”, cualquier producción cercana “es extremadamente bienvenida y desde la industria “aplaudimos cualquier medida que impulse el cultivo”.

Por otro lado, en un mundo global “los precios adquieren otra dimensión al tiempo que también ganan en transparencia”, lo que trasladado al agricultor aporta la seguridad de que su producto se cotiza en niveles de economía global. “Y es que la industria busca simplemente un suministro regular a nivel de mercado global en precio y calidad”.

El papel del miedo en el mercado

Ante una situación de extrema volatilidad, los mercados se debaten de un lado al otro “dependiendo del pie con que se levante el señor Donald Trump”. Los factores fundamentales de mercado (oferta, demanda y logística) han pasado a segundo plano.
Hoy impera el miedo a una palabra que, como la espada de Damocles, “amenaza continuamente dejar caer su peso sobre nuestras cabezas”.

“No es nada nuevo, se trata simplemente de aranceles, y afortunadamente España es un país con una agroindustria muy desarrollada y desde tiempos inmemoriales somos importadores netos de materias primas para fabricación”, recalca.

Tanto el girasol como la colza no podían ser diferentes y, por tanto, con una capacidad de molturación instalada en girasol de cerca de 1,6 millones de toneladas y una producción local disponible de alrededor de 800 mil toneladas “nos vemos abocados a la importación, sea desde los países miembros de la UE, por carretera o barco, sea de países terceros, especialmente en girasol con origen en el mar Negro”.

Por cierto, los orígenes alternativos del Mercosur, en estos momentos, para girasol son “extremadamente complicados” debido a las diferencias legislativas en el uso de los pesticidas.

La evolución futura de los mercados es una incógnita y para arrojar algo de luz habría que conocer cuáles son los objetivos del presidente de EEUU. No se trata en absoluto de una cuestión sencilla. “¿Qué busca Trump con los aranceles? ¿Proteger la industria local y hacer ‘America Great Again’? ¿Una fuente de ingresos a costa de los productos importados? ¿Iniciar una guerra comercial con China y la UE? ¿Tener un arma de intercambio ante un posible conflicto China-Taiwán? ¿Tener una excusa para dejar de ayudar a la OTAN en la defensa de la UE, si somos sus enemigos comerciales?”, se pregunta Roset.

Para él, “curiosamente parece que los mercados se van acostumbrando a estos vaivenes e incertidumbres, y la necesidad del día a día impera sobre las visiones o posiciones de futuro”. “Lo que sí parece claro es que los grandes perdedores en España serán el vino, el cerdo y el aceite de oliva”, remacha.

¿Qué pasa con Ucrania?

Un factor que ha condicionado la evolución de los mercados es la invasión de Ucrania, iniciada en febrero de 2022. Para el representante de Afoex, cualquier final de guerra conlleva el concepto de ‘vencedor’, ‘vencido’ o ‘perdedor’, si bien “la diplomacia puede jugar un papel altamente astuto y dejarnos una guerra en estado latente o, mejor dicho, de letargo”.

En el plano de las ‘commodities’ agrarias, la situación es diferente, puesto que ante una pérdida de peso de la UE “reaccionamos con aranceles del 25% a los fertilizantes nitrogenados, flaca ayuda a nuestros agricultores”.

El posible tratado de paz traerá consigo tranquilidad al mar Negro, lo que debería representar un flujo más intenso y continuo de materias primas, “que podría llevar a una bajada de precio”.

La firma de un eventual tratado conllevará (a su tiempo) el levantamiento o relajación de las sanciones a Rusia, que volverá a ser una fuente de suministro, independientemente de si va destino la UE o no. “Además, el posible retorno del gas ruso al mercado UE reduciría los costes energéticos, tan necesarios para la industria local”, remacha.

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