Es ‘humano’ buscar culpables ante una situación que nos perjudica o que no nos gusta. En este caso, los agricultores estamos muy preocupados por el precio que tienen los diferentes cereales, y tratamos de buscar explicaciones más o menos acertadas para justificar esas cotizaciones.

Bueno, pues el máximo responsable del precio de los cereales en este momento es una figura que cuando nos beneficia la santificamos (en el momento de la invasión de Ucrania por ejemplo) y cuando nos perjudica la demonizamos (como en el momento actual). Se llama Mercado y consiste básicamente en un grupo de personas o empresas que ‘libremente’ intercambian bienes o servicios, a un precio establecido por ellos mismos.
¿De verdad preferimos un mercado intervenido?
Debemos recordar que cuando un mercado es intervenido, deja de ser un elemento ‘libre’ y se convierte en un elemento ‘condicionado’ en el que todos los compradores y vendedores salen gravemente perjudicados. La historia está llena de ejemplos.
España necesita importar cada año entre el 30 y el 60% de sus necesidades de cereal, y este hecho es muy positivo para los que nos dedicamos a producir cereal, dado que podemos vender nuestra cosecha entre un 15 y un 25% más cara que nuestros colegas de la UE.
Se importa de aquellos países que garantizan la calidad establecida y el precio más bajo, como no puede ser de otra forma en una ‘commoditty’ o materia prima estándar sin diferenciación, que cumple con una calidad mínima establecida en un contrato.
Por lo tanto, cualquier comprador de cereales buscará el mejor precio en su fábrica o ganadería, lo que nos indica que el precio del cereal en España lo marcan las cotizaciones de los puertos más el coste del transporte hasta los destinos de consumo.
Además, debemos tener en cuenta que la propia cosecha nacional, cuando la oferta es mayor que la demanda, como está ocurriendo en este momento, lleva a bajadas de precio, dado que se establece una competencia por la salida del grano de los almacenes.
¿Qué está pasando?
En este momento los elementos naciones que están influyendo al mercado de cereales son:
- Aún tenemos importantes existencias de cereal nacional que han sobrado de la campaña pasada.
- Enorme producción de grano en mucha regiones, donde se han alcanzado rendimientos históricos. Nos vamos a encontrar con problemas físicos de almacenamiento en muchos casos.
- El precio del maíz de importación a partir de agosto, incluso con la posibilidad de compra hasta diciembre de 2026, a niveles muy bajos.
- Descenso del consumo de pienso, debido a la reducción de la cabaña ganadera.
¿Y el mercado internacional?
En estos momentos el mercado internacional está en una fase de confirmación de las cosechas de cereal de invierno en el hemisferio norte y de recolección de maíz en Brasil. Los principales puntos a tener en cuenta son:
- Estados Unidos. En el informe del USDA del día 30 de junio, aumenta la estimación de superficie de siembra de maíz en 5% frente al 2024, lo que podría suponer en torno a 20 millones de toneladas de producción extra (equivalente a un tercio de la producción de maíz de la UE).
- La recolección de la segunda cosecha de maíz de Brasil está siendo muy elevada, y está inundando el mercado internacional de maíz y provocando mucha presión vendedora.
- La consultora rusa SovEcon ha aumentado la previsión de cosecha de trigo en Rusia para la recolección 2025 hasta los 83 millones de toneladas.
¿Limitar las importaciones?
Debemos tener claro, por tanto, como productores de cereal en España, que la situación de gran oferta de granos tanto en nuestro país como en el mercado internacional no se puede solucionar restringiendo el mercado o pidiendo al Estado o la UE que limite las importaciones, sino tomando conciencia de la situación: si la campaña pasada, con una cosecha inferior a la actual entre un 15-25% según las regiones, nos ha sobrado cereal a final del periodo de comercialización, esta campaña nos puede sobrar mucho más.
Por ello, es muy importante no perder ventas de cereal en el interior de Castilla y León o Castilla-La Mancha hacia los litorales, ya que si no se establecen las rutas logísticas necesarias para vender cebada o trigo en zonas cercanas a la costa, los precios en el interior no lo tienen fácil para repuntar más adelante.
Por ello, recomendamos vender una parte de la cosecha (20-30%), y de esta forma no saturar el mercado más adelante.