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jueves, octubre 10, 2024
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Castilla y León, a la expectativa de los rendimientos en patata

Para muchos la clave para luchar por el precio está en la conservación

La superficie dedicada a patata es este año de 19.341 hectáreas, lo que supone un descenso del 10% respecto al año pasado. La duda es si los rendimientos por hectárea también serán más bajos, y algunos datos apuntan en esa dirección: una siembra tardía y una primavera en la que el sol ha lucido menos de lo habitual.

La campaña prácticamente ha terminado en el sur de España, con una calidad “que no es mala, aunque sí está algo por debajo de la media, y la producción ha sido pequeña por la falta de sol”. Pero para el agricultor esa falta de kilos se ha compensado por un precio muy bueno, situado entre los 35 y los 40 céntimos el kilo. No es un mal punto de partida, pero para Martín “esa situación es muy difícil de extrapolar a Castilla y León porque falta mucho para el arranque”.

El año pasado se produjeron en Castilla y León 818.000 toneladas de patata, con un precio medio situado entre los 8 y los 9 céntimos, según los datos que maneja el responsable de patata de Urcacyl, Jesús Carrión.

¿Conservar o no?

Una de las herramientas del agricultor para defender su precio pasa por conservar el producto. Christophe Le Roux, de la compañía Cristof Agro, que instala plantas de conservación por toda España, y en su opinión no hay duda de que la clave del futuro está en la conservación. “Lo que necesita Castilla y León es un agricultor más profesional, que vea un poco más allá y sea capaz de arriesgar. Porque a veces lo que sucede es que el agricultor no confía en su propio producto”.

Las instalaciones para conservar se pueden amortizar en un plazo razonable, de unos siete años. Un agricultor muy común es el que invierte 30.000 euros para conservar 400 toneladas mediante un sistema de ventilación. Para Christophe, “lo amortizará en esos siete años, y a veces en menos si se pagan buenos precios. Por supuesto que le salen los números”.

Para el presidente de Asopocyl, Marco Martín, Castilla y León y el conjunto de España no están preparadas para guardar la patata y competir por esa vía. “En Francia el agricultor que conserva tiene controladas a lo mejor 200 hectáreas, mientras que aquí las explotaciones son mucho más pequeñas”, señala.

Quien conserva hoy es fundamentalmente la industria, aunque también hay algunas experiencias en consumo, sobre todo basándose en variedades como la agria, según Carrión. Para avanzar en esa línea “hay que seleccionar suelos, seleccionar variedades, hacer rotaciones a cinco años… y seguir haciendo pedagogía”, señala.

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