Los agricultores que colaboran con la compañía en el Campo de Cartagena lleva semanas plantando un tubérculo que saldrá al mercado en abril. Interagro trabaja ya en segundas producciones para cubrir todo el calendario con patata nueva española
Ya se puede dar por finalizado el año para la patata española y las compañías cuya actividad abarca toda la geografía de la península comienzan a planificar la próxima campaña. Es el caso de Interagro de Patatas, cuyos colaboradores del Campo de Cartagena llevan varias semanas plantando el tubérculo que cosecharán a partir de abril.
El director de la empresa, Cosme Catalán, ha iniciado los contactos con sus clientes para calcular la demanda que deberá atender en 2021. Es el paso previo de toda labor de planificación, que tiene un segundo momento al escoger suelos y variedades.
Hay que prestar atención al perfil de los agricultores colaboradores, a sus tierras, a las rotaciones y a los tipos de patata que se ajusten a los diferentes destinos. Su grado de precocidad es importante, como lo es su capacidad para aguantar en cámara o almacén en espera del momento de llegar al mercado.
Pero con una matización: Catalán apuesta con claridad por la patata nueva, que es la que aún no se ha sometido a un tratamiento con productos antigerminantes.
Al mismo tiempo, uno de sus objetivos a corto plazo es cubrir el mayor número posible de páginas del calendario con siembras -y cosechas- de patata española. De hecho, en la zona de Cartagena va creciendo el número de hectáreas en las que sus colaboradores realizan una segunda producción. Agricultores de la zona siembran la patata después de melón, alcachofa, brócoli… Se plantan a principios de septiembre para ser recolectadas enero, y la campaña se prolongará hasta abril, cuando en la zona se empiece a cosechar el tubérculo sembrado en torno a noviembre. “Esa es la fórmula para ir cerrando el ciclo”, apunta Catalán.
Interagro también atiende al calendario de plantaciones en Castilla y León, y en caso de que se prevea un retraso la compañía ampliará el área de trabajo al sur de Albacete y al oeste de Alicante, zonas donde se recoge la producción en torno al mes de julio y que, por lo tanto, permitirían cubrir ese hueco.
Un balance positivo de 2020
La compañía nació el 1 de enero de 2020 y Cosme Catalán hace un balance muy positivo de este primer ejercicio, a pesar de las incidencias que la actualidad ha ido deparando. “Ha sido un año muy particular porque en marzo llegó el confinamiento y deparó algunos problemas de logística, especialmente la dificultad para contratar personal para la recogida a mano”, recuerda Cosme.
Esa estancia forzada en el domicilio tuvo su reverso positivo al activar el consumo de patata de lavado, que tiene a los hogares como principal destino. “Muchas familias aumentaron la importancia de la patata en su alimentación durante esos meses”, recuerda el responsable de Interagro.
Al mismo tiempo, en esos meses la climatología no acompañó al cultivo en Cartagena, con numerosos parones y con unos rendimientos no muy elevados, lo que permitió que la campaña se iniciara en Castilla y León con muy poco producto en el mercado, con lo que a los buenos rendimientos de la patata cosechada entre julio y agosto se unió un precio muy interesante para el productor.
Esos precios, sin embargo, empezaron a bajar a finales de agosto, hasta llegar a equipararse lo que recibía el agricultor con el valor recogido en los contratos. Así se ha mantenido el nivel de precios hasta que ha acabado el arranque. Todo ello, al mismo tiempo que las producciones obtenidas se veían reducidas en las zonas más tardías; las que cosechan a partir de finales de agosto.
Ahora mismo algunos operadores están trayendo patata de Francia, que este año cuenta con un porcentaje de materia seca algo superior al de otros años, lo que ocasiona daños mecánicos en muchos de los tubérculos, que han sufrido más durante la recogida. “El problema de esa patata es que, al ser de conservación, a medida que pasen los meses los efectos de esos golpes se agravarán”.
Esa es precisamente la razón por la que los colaboradores de Interagro recogen la patata a mano durante la mayor parte del año; la única excepción se da en Castilla y León cuando llega la vendimia, un periodo en el que resulta más difícil encontrar cuadrillas.