Después de unas semanas en la que parecía que los precios se hundirían por la acumulación de producto, la campaña de la patata ya ha tomado impulso en Castilla y León.
El inicio se vio afectado por las atípicas condiciones meteorológicas, que condicionaron el rendimiento de los cultivos. Las precipitaciones en el sur de España impidieron la cosecha durante casi tres semanas, lo que provocó que la campaña en las zonas meridionales del país se solapara con las de Castilla y León y Castilla-La Mancha.
Ante esto, comenzó la preocupación por la acumulación de producto. Pero la solución estaba fuera de nuestras fronteras. Con motivo de las altas temperaturas, cayeron las producciones en países de Europa occidental y, gracias a ello se han podido obtener buenos rendimientos, con una patata con buena sanidad y alta calidad en España. Emiliano Marcos, director general de la patatera Interagro en Castilla y León comentn que se ha exportado gran cantidad de patatas a países de Europa como Francia, Holanda, Bélgica o Italia, un “hecho atípico” en la región.
Ese incremento en la exportación ha provocado que los precios no se hundiesen y que se abriese un hueco para la patata de todas las zonas. El adelanto de entre ocho y diez días de la campaña castellanoleonesa inquietaba a las productoras de la región por la posibilidad de que se concentrara la oferta, pero han podido respirar tranquilos.
Precios más estables
Con la descongestión que ha vivido el mercado, los precios actuales se han estabilizado, y se sitúan en un abanico de entre 27 y 31 céntimos, dependiendo de las variedades.
No obstante, la superproducción en el sur de España ha provocado que el mercado y todos los empaquetadores españoles hayan venido más tarde a Castilla y León. Aparte de seguir exportando, dichos empaquetadores ya se están centrando en la zona para hacer todas sus cargas, “cosa que semanas atrás no estaban haciendo porque había todavía producciones del sur, y han tenido que cumplir esos compromisos para poder después desplazarse”, indica Emiliano Marcos
A pesar de que muchas fincas presentaban estrés hídrico por las condiciones climáticas que sufrieron, con determinados momentos de frío, las producciones de las patatas tempranas que ya han arrancado son “satisfactorias”, y se puede destacar la gran calidad del producto. Por variedades, están recolectando Colomba, Ambra, Memphis, Monalisa y Lucinda.
Cambios respecto a 2022
En el año 2022, las lluvias en primavera complicaron la recolección de la patata temprana en zonas como Murcia o la Comunidad Valenciana, lo que afectó a la producción y a la calidad. Las altas temperaturas del verano y la posterior sequía provocaron que descendieran los rendimientos. Respecto a 2021, en el año 2022 hubo un retroceso de un -7% en la oferta española, pues se cosecharon 1.934,6 miles de toneladas de patata
Al igual que el año pasado, en 2023 han continuado la sequía y las altas temperaturas, lo que, de cara a rentabilidad de la cosecha ha generado una disminución de la superficie del -3,3%. Sin embargo, los ciclos de patata extratemprana y temprana han mostrado un crecimiento respecto a 2022.
La bajada de las temperaturas en el mes de febrero hizo que los cultivos tempranos se dañaran y dificultó la producción durante dos semanas. Las precipitaciones y las altas temperaturas de abril y mayo dificultaron el desarrollo de los cultivos, y aumentaron las plagas y las enfermedades. La recolección se vio ralentizada y se dieron problemas en la calidad por las lluvias de mayo.
Además de estas circunstancias, se produjo el descenso en la producción en países como Bélgica, Alemania, Francia y Países Bajos por la caída de los rendimientos. El mercado europeo se ha visto afectado por la sequía, sobre todo en Francia y Bélgica.
Debido al cambio climático y otros factores, el rendimiento de la patata en Europa lleva una década con tendencias a la baja. A pesar de ello, el año 2023 está viendo una fuerte demanda, lo que está provocando un aumento moderado de precios. Esto abre la posibilidad de que se pueda tensar la cadena de producción y la comercialización en Europa en el año 2024, lo que generaría menos oferta y mayores precios en la siguiente campaña.
Cuando comience la recolección de producto y haya una mayor oferta en los próximos meses, se podría esperar una moderación de los precios, aunque podrían seguir siendo favorables para el productor.