No cabe duda de que este ha sido un año importante para el agricultor de la patata, con buenas producciones y unos precios que se recordarán durante mucho tiempo. Y no solo ha sido un año histórico para el que se la juega en el mercado
Guillermo Holgado, presidente de la cooperativa Indycons, apunta que el arranque de patata ya ha terminado para sus socios, 350 hectáreas repartidas entre las provincias de Valladolid y Ávila. La producción media se ha situado en su caso en las 50 toneladas por hectárea, con un 100% de la producción destinada a frito.
Los contratos celebrados con Pepsico prevén cantidades, precios (en torno a los 14 céntimos el kilo) y plazos de entrega, pero este año hay escasez de producto en el mercado, “lo que está acelerando el proceso”. Desde el punto de vista agronómico ha sido un año complicado porque una gran parte de la patata se sembró tarde.
El producto entregado a Pepsico ha dado calidad para frito, pero la conservación “va a ser más complicada que en otras ocasiones”. La recolección ha sido más tardía y la patata ha entrado en las cámaras más húmeda, en peores condiciones. En una situación normal se almacena producto en las instalaciones hasta abril.
Desde la cooperativa Cosidel, en el burgalés Valle de Losa, Javier Fernández Suances señala que la patata de siembra ya está arrancada y almacenada, en pleno proceso de calibrado, de modo que la comercialización “va a empezar a muy corto plazo”. Las expectativas son buenas para el sector, ya que ha sido un buen año de patata “y el nivel de consumo de este producto está en niveles adecuados”.
En su opinión cabe prever un ligero aumento de la superficie de siembra también en función de la situación de otros cultivos, como el cereal, “marcado por unos precios aún muy bajos”.