La campaña de patata va viento en popa, está prácticamente sembrada toda la superficie en Castilla y León. De hecho, las partidas que se sembraron en marzo y principios de abril están ya nacidas. Las más tardías estarían en zonas de Segovia, Cuéllar, alguna parte de Burgos y de Palencia.
La siembra, sin embargo, ha sido un poco escalonada debido a las lluvias, apunta el presidente de Appacyl, Eduardo Arroyo. Aun así, a pesar del agua, no han tenido problemas con las semillas o los hongos.
Las condiciones son muy favorables. Va todo tranquilo, aunque sí es verdad que las heladas de hace tres o cuatro semanas afectaron a los tubérculos que se sembraron primero. De todos modos, no ha sido significativo, porque ya han salido y no ha habido mayor problema.
Para la comercialización de esta campaña todo parece diferente a la pasada, en la que los patateros no veían luz al final del túnel. Para los primeros arranques, que tendrían lugar entre el 8 y el 10 de julio, esperan que haya una mejora. Especialmente por la apertura del canal Horeca y la posibilidad de “inmunidad de rebaño”, confía Arroyo.
Es posible también que para mediados de julio se les agrupen los arranques por la cantidad sembrada en marzo.
Hace un mes que comenzó el arranque en Cartagena -con retraso por las lluvias-, una recolección que va “a buen ritmo”, según confirma Cosme Catalán, gerente de Interagro. La calidad del tubérculo allí es “excepcional”, con óptimo calibre y muy buenos precios, que iban de 35 a 50 céntimos en función de la variedad de tubérculo, hace tres semanas.
Con este panorama cabría pensar que la campaña en Castilla y León puede ser al menos aceptable, pero aún es demasiado pronto para hacer ninguna previsión.
La sementera se estaba haciendo de manera escalonada, pero la llegada del agua ha motivado que todo se precipite los últimos días, una prisa que también puede atascar algunos arranques cuando toque, se teme Catalán.