El auditorio de Medina del Campo acoge el miércoles 13 de diciembre una Jornada de Remolacha muy centrada en los aspectos que permiten mejorar el cultivo, desde la gestión del agua y la digitalización hasta la aplicación de las nuevas tecnologías. Siempre con la mirada puesta en la rentabilidad.
Organizado por la revista CAMPO de la mano de Acor, el encuentro servirá para analizar la presente campaña, en la que la sanidad ha sido protagonista, en esta ocasión porque diferentes incidencias han deparado una menor riqueza en la raíz.
Por eso el programa de la jornada cuenta con la intervención de Amaia Ortiz, jefa del Departamento de Producción y Protección Vegetal del instituto Neiker.
Tras un primer año sin neonicotinoides, la investigadora analizará las causas de la amarillez virótica y su presencia histórica en el cultivo de la remolacha. También trasladará a los participantes los riesgos de esta enfermedad, en especial en lo relativo a posibles pérdidas de producción y riqueza.
Del mismo modo, Ortiz aportará información sobre las formas de control de la enfermedad con las herramientas de las que se dispone en la actualidad, y no dejará pasar la oportunidad de compartir una visión optimista sobre esta cuestión, “dados los resultados de esta campaña y teniendo en cuenta los análisis realizados por la cooperativa Acor”.
Nuevas estrategias
Para Ortiz, la prohibición del uso de neonicotinoides pildorados en la semilla de remolacha “conlleva la puesta en marcha de nuevas estrategias de control de enfermedades y plagas en este cultivo”.
Una de las patologías que implica una pérdida significativa de producción de azúcar en la raíz es esa amarillez virótica, causada por un virus y transmitida por pulgones.
Los síntomas aparecen en verano mediante una coloración amarillenta en las hojas, aunque se pueden confundir con otras clorosis parecidas.
Pero esta clorosis está originada por un virus que comienza a amarillear las hojas desde las puntas hasta completar todo el limbo. Estos síntomas se presentan en rodales que se van extendiendo gradualmente por toda la parcela.
“El momento de aplicación de insecticidas es la clave para mitigar los daños de esta virosis”, apunta Ortiz. Por eso es oportuno repasar los puntos críticos de la enfermedad y la forma de controlar la población de los pulgones que la transmiten. A partir de ahí se determinarán los momentos más adecuados para la aplicación de fitosanitarios.
Actuaciones en Acor
El pulgón es la plaga que más incertidumbre creaba este año, “ya que el mayor daño producido por las picaduras de estos insectos es la transmisión del virus de la amarillez”, recuerdan en el Servicio Agronómico y de Cultivos de Acor.
Uno de los aspectos más problemáticos reside en que los síntomas se detectan semanas después de su transmisión, con la posibilidad de llegar a mermar tanto la producción como la calidad de la raíz.
Para esta plaga, el Servicio Agronómico realizó un seguimiento de puntos de control, donde semanalmente se realizaban recuentos de los pulgones caídos en sus trampas, con avisos a los remolacheros para un control más eficaz.
“Aparentemente y por la incidencia visual de la aparición de amarillez, este seguimiento y recomendaciones de control han sido efectivas, siendo al final cuando se realizaron los últimos controles con análisis exhaustivo del virus”, recuerdan desde la cooperativa.
Además, gracias a la rápida actuación del sector al pedir el uso de insecticidas sistémicos que pudieran actuar contra esas plagas, “y al Ministerio de Agricultura por acelerar los trámites para su autorización”, se consiguió contar con una cartera de tres materias activas más, autorizadas solo de forma excepcional, Acetamiprid, Flonicamida y Spirotetramat.
No es una campaña fácil
El presidente de Acor, Jesús Posadas, ha reconocido que no está siendo una campaña fácil por culpa de la climatología y por la baja riqueza de la remolacha. “La baja polarización, entre otras causas, se debe a un ataque de cercospora, en parte motivado por la poca resistencia de algunas de las variedades sembradas sin neonicotinoides”.
“Estas semillas no habían sido recomendadas por el servicio Agronómico y de Cultivos, y están dando resultados con una importante bajada de riqueza”, subraya.
El cultivo sigue en auge entre los socios de Acor. Este año se han vuelto a superar las 10.000 hectáreas, un 50% más que el año anterior, lo que permitirá molturar más de 1.100.000 toneladas. Por provincias Valladolid, con 3.100 hectáreas, es la tiene más superficie, seguida de Ávila y Burgos. León con 1.000 y Palencia con 800 hectáreas fueron las que más incrementaron este cultivo.
Además, se han sumado más de 40 nuevos socios de Álava, que han contratado cerca de 500 hectáreas.
