Ricardo Ortega
Los viticultores españoles van a hacer un seguimiento exhaustivo a la evolución del tiempo atmosférico. Las lluvias registradas hasta ahora son una bendición y van a permitir que la mayor parte del viñedo disponga de bodega para lo que resta de primavera y quizá para el verano.
Cuestión diferente es que se den las condiciones ideales para la aparición de enfermedades fúngicas, lo que va a obligar a realizar numerosos tratamientos preventivos, incluso antes de que se produzca la lluvia.
En Ciudad Real el granizo de gran tamaño, acompañado de fuertes vientos, ha arrasado parcelas de viñedo en municipios como Malagón, Fuente el Fresno, Daimiel, Villarrubia de los Ojos y Piedrabuena. Daños también en el viñedo en alguna zona de Valdepeñas, especialmente en Moral de Calatrava.
En Castilla y León Itacyl reclama atención a la posible presencia de oídio en la viña. En aquellas parcelas con brotes o pámpanos próximos o mayores de 10 centímetros (estado fenológico de racimos separados), especialmente si en años anteriores se ha detectado presencia de oídio, es recomendable el tratamiento preventivo para poder controlar futuras infecciones.
Eso sí, el instituto dependiente del Gobierno regional subraya que lo que pueda observarse en una parcela “es solo atribuible a ella misma”. Por eso antes de cualquier decisión el agricultor debe comprobar la situación en cada una de sus parcelas.
Mucho peor lo tienen los viticultores de Castilla-La Mancha o la Comunidad Valenciana que se hayan visto afectados por el pedrisco. En algunas parcelas apenas habrá producción y el cultivo puede estar comprometido para futuras campañas.
En Andalucía el estado fenológico dominante es de racimos visibles o racimos separados, incluso con botones florales separados. El registro de temperaturas máximas entre suaves y cálidas a la entrada de la primavera ha hecho avanzar significativamente la fenología de la vid, que venía algo lenta por falta de luz durante el invierno.
En Huelva han alertado de los primeros síntomas de mildiu, enfermedad que en condiciones ambientales favorables puede producir daños muy graves, puesto que puede atacar a todos los órganos verdes de la vid.
Las manchas de apariencia aceitosa en hojas, y ya en fase de esporulación, han aparecido de manera localizada tras las precipitaciones de comienzos de primavera. El 100% de las parcelas muestreadas ha presentado síntomas de la enfermedad.