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jueves, mayo 2, 2024
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El agua frena las siembras en la mitad norte, pero hay unanimidad: “No hay que precipitarse”

Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha siembran el cereal dentro de la normalidad. En Aragón han caído más de 50 litros, aunque algunas comarcas se han quedado con las ganas. En amplias zonas de Castilla y León no se puede entrar en las tierras. La clave va a estar en la “flexibilidad” de las variedades

Ricardo Ortega

Aunque el hombre del tiempo anuncia más agua sobre la península ibérica, parece claro que las lluvias más intensas han pasado ya y que se pueden retomar las siembras. Al menos de momento.

En ello está la mayoría de los agricultores españoles, aunque la situación no es igual en todas partes, por razones obvias: no todos los suelos son iguales y, sobre todo, no ha caído la misma cantidad de agua.

En amplias zonas de Andalucía se está sembrando con el suelo seco, mientras en Extremadura fueron muchos los que empezaron a sembrar el lunes de esta semana.

Se ha empezado por las zonas “más sanas”, señala Juan Metidieri, de Talarrubias (Badajoz). Destaca que las dos semanas de temporal han sido “muy desagradables” para las personas, “pero la lluvia siempre es bienvenida, sobre todo para los cultivos permanentes y para espacios como la dehesa”.

Las borrascas han detenido durante días la cosecha de maíz y arroz, que se seguirán recogiendo cuando el cultivo tenga la humedad adecuada. De hecho, estos días ya hay agricultores en plena labor de cosecha.

En Extremadura puede quedar el 20% de superficie por recoger.

Sin novedad en Castilla-La Mancha

En Castilla-La Mancha han caído cerca de 40 litros en dos semanas. José Ramón Díaz de los Bernardos, agricultor de La Solana (Ciudad Real), apunta que muchos profesionales ya han retomado las siembras en la región.

No parece que la fecha de siembra se vaya a alejar mucho del calendario habitual para el cereal.

Mercedes Royo, agricultora del Campo de Belchite, en Huesca, lamenta que en su comarca apenas han caído diez litros por metro cuadrado mientras en otros puntos de la provincia caían más de 50.

Por eso los productores de la zona están sembrando, aunque pesan mucho en el ánimo las malas campañas que se van encadenando. Y el incremento de los costes, como el de un seguro integral “que se ha disparado”, pero que los agricultores están contratando porque venimos de dos años malos.

Castilla y León, en tiempo de espera

El panorama cambia bastante en Castilla y León, donde muchas comarcas han superado los 170 litros desde el 15 de octubre.

Carlos Lobejón, de la cooperativa Agropal, destaca que en el Cerrato, al sur de la provincia de Palencia, las siembras están paradas. No sale el sol y no se levanta del viento, de modo que el suelo no orea. En la comarca de Tierra de Campos la situación es aún peor, puesto que allí los suelos son mucho más fuertes.

“Los agricultores se ponen nerviosos porque es su naturaleza, pero hay que estar tranquilos y tener en cuenta que, en cuanto deje de llover, en comarcas como el Cerrato bastan dos días para retomar las siembras”, recuerda.

También hay que confiar en la flexibilidad de las variedades de cereal actuales. Muchos trigos se pueden sembrar a lo largo de los meses de octubre y noviembre, mientras que la cebada es aún más versátil, hasta finales de diciembre.

Tomárselo con calma

En la salmantina Tierra de Peñaranda, Rubén Bueno ha intentado entrar a las tierras, pero no ha podido. Se lo va a tomar con calma, “que es lo que tenemos que hacer, sobre todo teniendo en cuenta cómo están las cosas: con los costes disparados y el precio de venta muy bajo”.

“Si haces mal las cosas pierdes dos veces, en la siembra y en la venta, así que más nos vale tranquilizarnos y hacer las cosas bien”, recalca.

Lo tienen mal los suelos más duros, como en el Páramo leonés, donde prácticamente no van a poder sembrar en lo que queda de noviembre. José Vicente Alcántara, de la compañía Campal, apunta que hay mucha semilla reservada y que algunos tendrán que cambiarla por otro ciclo, más corto.

El agricultor confía, en general, en la flexibilidad de las variedades, “aunque también es cierto que tienen más potencial productivo un ciclo corto sembrado en fecha o un ciclo más largo también sembrado cuando le corresponde”. “En condiciones favorables, el agricultor prefiere acertar con un ciclo corto o largo para tener más producción”, apunta.

Otro factor que hay que tener en cuenta es que estamos en un año de escasez de semilla, tanto de cereal como de los llamados cultivos mejorantes. “Va a llegar un momento en el que la gente va a sembrar lo que pueda, no lo que quiera”, subraya José Vicente.

Ya no hay semilla de avena, triticale o centeno híbrido, y la solución no está en importar porque “cuando vienen del norte de Europa son ciclos más largos”, además de que el comportamiento de una variedad no es el mismo cuando se trae de otro país, “aunque sea uno parecido al nuestro, como Italia”.

“Hay margen para hacer labores”

Van pasando las hojas del calendario y para José Ángel Cortijo, de Fertiberia, este año va a ser misión imposible hacer una sementera en fechas óptimas. “Eso sí -apunta-, lo que está claro es que este año el suelo va a estar en mejores condiciones que en otras ocasiones”.

Hay margen para hacer las labores, abonar y sembrar de forma adecuada. “Lo que necesita el campo de Castilla y León es una ventana de dos o tres semanas para hacerlo todo”. Y es que el agricultor es muy capaz de sacar adelante una gran cantidad de trabajo en cuanto el tiempo se lo permita.

Siempre sin perder de vista que el agricultor debe invertir uno o dos días en abonar, que es la labor más rápida que existe. “También es una de las labores más importantes si deseamos un buen arranque de los cultivos”, destaca.

“El agricultor puede estar nervioso porque le toca estar parado, pero ¡benditos nervios!”, resume Cortijo.

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