La ribera del Órbigo es conocida por ser la principal zona de producción de lúpulo en España, especialmente en la zona alta del río. Más del 90% del lúpulo cultivado en España proviene de la provincia de León y Carrizo de la Ribera, en particular, se ha ganado el título de capital española de este cultivo fundamental para la elaboración de cerveza.
Granada ha acogido esta semana una jornada del proyecto del Ifapa que estudia la viabilidad de diferentes variedades de lúpulo adaptadas a las condiciones climáticas de Andalucía para el posible desarrollo de cervezas de mayor proximidad.
Desde Ifapa se destaca que la producción nacional de este cultivo no cubre la creciente demanda de la industria cervecera española, que debe importar gran parte del lúpulo en forma de extractos o pellets, lo que puede afectar a sus propiedades organolépticas.
En este contexto, la puesta en marcha del cultivo del lúpulo en Andalucía representaría una oportunidad tanto para las cerveceras artesanales, que buscan ingredientes de proximidad con identidad propia, como para cubrir la demanda de nuevas especialidades de las grandes marcas de la industria cervecera.
La investigadora del Ifapa María Teresa Soriano ha presentado el proyecto de identificación de variedades de lúpulo adaptadas a las condiciones climáticas de Andalucía, una línea de trabajo cofinanciada con fondos FEDER que está desarrollando una evaluación agronómica y sensorial.
Se trata de un estudio enmarcado en los trabajos del Ifapa para elaborar propuestas de optimización de los sistemas de producción hortícola en el Parque de Sierra Nevada.
Por su parte, el investigador Francisco Javier López y el profesor de la Universidad de Granada Eloy Navarro han guiado a los participantes por los ensayos de lúpulo que se desarrollan en la finca experimental del centro Camino de Purchil (Granada).
Además, la actividad ha contado con una ponencia a cargo de Rafael Eraso, director de desarrollo de cebadas en Intermalta, sobre el cultivo de cebada maltera, sus variedades y su comercialización, mientras que Luis Navarro y Rafael Sánchez, de Cervezas Bandolera, han explicado las primeras pruebas con lúpulo andaluz en la fabricación de cerveza artesanal.
En esta jornada de transferencia del conocimiento también han participado cuatro agricultores productores de lúpulo de León que han dado a conocer a los presentes las peculiaridades del cultivo del lúpulo en la principal comarca productora de la provincia.
Hacia un lúpulo andaluz
El lúpulo es un ingrediente esencial en el proceso de fabricación de la mayoría de las cervezas a nivel mundial, tanto artesanales como industriales.
Por cada litro de cerveza convencional se aportan apenas entre 1 y 2 gramos de lúpulo seco, que confiere a la cerveza su sabor característico, su amargor y su espuma, además de proporcionar estabilidad al producto y favorecer su conservación por su efecto bactericida.
El Ifapa está desarrollando desde 2022 en su centro Camino de Purchil varios ensayos con las primeras pruebas de viabilidad del cultivo en la región. El trabajo se centra en identificar qué variedades de lúpulo pueden adaptarse mejor a las condiciones climáticas de Andalucía para evaluar su rendimiento, calidad aromática y contenido en alfa-ácidos, parámetros fundamentales para la elaboración de cerveza.
Uno de los aspectos más importantes de esta primera experiencia ha sido la aportación a la cerveza de flor de lúpulo seca, sin peletizar ni almacenar, directamente del campo a la cervecera, lo que permite transmitir mejor los aceites esenciales responsables de aromas y sabores específicos de cada variedad.
Andalucía es, además, una gran productora de cebada maltera con experiencia en el malteo del grano. En este sentido, la Red Andaluza de Experimentación Agraria de cultivos herbáceos extensivos lleva años desarrollando ensayos para identificar las variedades más adaptadas, por lo que la investigación en torno a un lúpulo adaptado a nuestra comunidad abre nuevas oportunidades para el desarrollo de la industria andaluza.
Cervezas Bandolera (Córdoba) ha creado la primera cerveza artesanal con el lúpulo cultivado en los ensayos del proyecto del Ifapa en Granada, “que presenta matices propios y un gusto distintivo”, según la entidad.