Azucarera afronta un proceso de reestructuración “con el objetivo de garantizar la sostenibilidad del negocio a largo plazo y recuperar su competitividad en el mercado”, según ha señalado en un comunicado.
Para ello, la compañía abordará una “reorganización” de sus instalaciones, centrando toda la producción de azúcar de remolacha en Toro (Zamora) y cesando la molturación en las fábricas de La Bañeza (León) y Miranda de Ebro (Burgos). Esta última quedará operativa como refinería de azúcar.
“La decisión de concentrar toda la molturación en un único centro es la única manera de garantizar nuestra sostenibilidad y el futuro de la empresa. La hemos tomado tras un profundo análisis de todos los escenarios posibles”, señala el consejero delegado de Azucarera, Juan Luis Rivero.
Una “reestructuración” justificada por la confluencia de múltiples variables estructurales: unos elevados costes resultantes de mantener tres fábricas operativas; la volatilidad del precio del azúcar, intensificada por las importaciones procedentes de terceros países en condiciones de mayor ventaja; o la caída de las producciones de remolacha debido a la prohibición del uso de sustancias activas.
“Este proceso nos permitirá canalizar nuestro esfuerzo inversor en mejorar nuestra eficiencia y, en general, la operatividad de la fábrica, garantizando así la sostenibilidad de la compañía”, señala Rivero.
Ante un contexto agronómico, económico y regulatorio desfavorable, Azucarera no ha conseguido en los últimos años los resultados esperados “a pesar de los esfuerzos comerciales y los proyectos de inversión e innovación realizados”.
Esta reestructuración conlleva la presentación de un Expediente de Regulación de Empleo, justificado por causas económicas, productivas y organizativas, que afectará a 251 empleados de todos los centros productivos de la compañía, incluidas las oficinas de Madrid y Barcelona.
La compañía ha iniciado el periodo de consultas con los representantes de los trabajadores y promoverá una negociación que ayude a buscar “soluciones efectivas y respetuosas con los afectados”.
Con esta nueva configuración operativa, Azucarera “recuperará su competitividad” y seguirá siendo “el proveedor de referencia en el mercado ibérico”.
Para ello, la compañía dispondrá de tres centros de producción de azúcar situados en ubicaciones estratégicas: Jerez de la Frontera (Cádiz) y Miranda de Ebro, próximos a puertos comerciales, y Toro. Además, seguirá contando con dos centros de envasado, uno en el norte, en Benavente (Zamora) y otro en el sur, en Jerez de la Frontera.
La empresa producirá azúcar la mayor parte del año en el sur y, ahora también, en el norte de la Península con la refinería de Miranda. Realizará la campaña de molturación de remolacha en la fábrica de Toro.
Una noticia que golpea especialmente a León
Desde Asaja León se ha lamentado la noticia, «fruto de diferentes decisiones equivocadas. Según la organización, el precio al que este año se ha contratado la remolacha, en el entorno de los 36 euros por tonelada, no permite cubrir los costes de producción si se obtienen medias de producción de 75-80 toneladas por hectárea. «No se habría sembrado ni una sola hectárea a no ser por la ayuda de la PAC, exclusiva a este cultivo, del entorno de los 1.000 euros por hectárea».
Los escasos avances genéticos en las semillas, junto a la prohibición de determinados productos fitosanitarios para el control de plagas y enfermedades, han hecho retroceder en varios años las medias de producción, y consecuencia de ello los ingresos por hectárea.
La organización agraria espera de la compañía azucarera, y de las administraciones públicas, medidas a favor de los agricultores de la zona de influencia de la fábrica de La Bañeza «para que, cuando se cierre, puedan llevar su producción a las fábricas de Toro o de Olmedo (Coop. ACOR), compensando los mayores costes de transporte». El coste del transporte se convertirá, sin duda, en un factor limitante en la producción de remolacha.
En su opinión, la concentración de la molturación de la remolacha de toda la producción de la zona norte de España, fuera del sector cooperativo, en una única azucarera, la de Toro, hará que las campañas sean excesivamente largas, ocasionando pérdidas a los productores al limitar las opciones de siembra en las parcelas, para el año siguiente.
«Si no se pacta con los productores el calendario de entrega de la remolacha, serán muchos los que, por esta razón, abandonen el cultivo», vaticina.
La organización agraria lamenta este «triste final» para el sector azucarero de la provincia, «que con seguridad arrastrará también el futuro del sector remolachero», precisamente cuando la provincia de León «se había convertido en la principal provincia productora de remolacha de España», con más posibilidades de competir en un mercado global gracias a la disponibilidad de aguas superficiales y a la modernización de los regadíos.