Ricardo Ortega
El año 2024 va a ser recordado por la sucesión de lluvias a lo largo del calendario, aunque los golpes de calor de agosto hayan roto la racha. La mayor parte de la península ibérica ha permanecido pintada de verde durante la mayor parte del año agrícola y las previsiones se han mantenido optimistas, aunque quizá no tengamos el año de alegrías que anunciaban algunas voces.
De los cultivos de secano, el trigo blando registra un rendimiento medio de 2.901 kilos por hectárea, un 82% más que en la campaña anterior y muy próximo a la media de los últimos cinco años. Suben también los regadíos de cebada de seis carreras (2.509 kg/ha), la cebada de dos carreras (2.454 kilos) y el trigo duro (2.402 kilos).
Pero la cuestión no radica en la producción, sino en la rentabilidad. Para cubrir gastos a los precios actuales, el agricultor necesita una producción de entre 2.300 y 2.900 kilos por hectárea, según los cálculos de José Alberto González, agricultor de Casasola de Arión (Valladolid).
Es una estimación en la que se tiene en cuenta todo tipo de gasto, desde las amortizaciones hasta el sueldo del agricultor, y evidentemente dependerá mucho de si se paga una renta o si el suelo está en propiedad.
El caso del trigo es muy similar y necesitará entre 2.200 y 2.800 kilos para ser rentable, mientras que para el girasol cubrir costes equivale a una producción de entre 600 y 700 kilos, cuando las producciones no han pasado de 1.200 kilos en amplias zonas de Andalucía, Castilla-La Mancha o el sur de Castilla y León.
Sin movimiento en los mercados
No hay movimiento de mercancías, sobre todo por la presión de los puertos. Sin ir más lejos, el periódico ‘El Faro de Vigo’ informaba recientemente de que el puerto de Marín, en la ría de Pontevedra, había recibido al mismo tiempo tres buques con 75.000 toneladas de cereal, procedentes de Alemania, Argelia y el estado norteamericano de Louisiana.
El girasol no es una fiesta
El año tan húmedo que hemos tenido no ha sido el milagro que algunos esperaban para el girasol, puesto que la planta no ha podido aprovechar gran parte del agua. Por ejemplo, en el oeste de Castilla y León la primera pipa que se sembró, en siembra directa, no pasará de los 400 kilos por hectárea; la planta necesita la mitad del aporte de agua entre la aparición del botón floral hasta el final de la floración. Si eso no se produce en el girasol de secano, los rendimientos se verán muy comprometidos.
En el sur de España la campaña de pipa ha sido desilusionante. Rendimientos bajos y precios modestos se unen a una reducción de la superficie sembrada. Como muestra, un botón: en Córdoba se ha registrado una reducción de la superficie de cultivo del 7,5%. En comparación con la última década, el girasol ha caído en más del 35% en la provincia.
Los rendimientos medios en la provincia rondan los 1.300 kilos, lo que supone un leve una subida en comparación con los últimos cinco años. El tiempo atmosférico ha acompañado al cultivo, que se pudo sembrar en fecha. Las parcelas más tempranas se han cosechado con mejores rendimientos que las más tardías, que se sembraron después de las lluvias primaverales.
Olivar: reservas al límite
El sector olivarero advierte sobre las bajas reservas de aceite de oliva, las más bajas en lo que llevamos de siglo. Las ventas acumuladas desde octubre de 2023 suman 310.700 toneladas en España y 568.100 en el exterior, con una producción de 851.400 toneladas. En ese periodo se han importado 194.100 toneladas de aceite.
“La previsión de mantener el ritmo de comercialización puede llevar a existencias mínimas al final de la campaña”, avisan desde Cooperativas Agroalimentarias de España.
Al mismo tiempo, en Castilla-La Mancha se observa un incremento en la superficie de olivar frente a la viña, con precios de la aceituna en niveles altos durante dos campañas consecutivas.
“Esta tendencia podría equilibrarse el próximo año, con un ajuste de precios esperado debido a condiciones climáticas más favorables en 2024”, destaca el agricultor José Ramón Díaz de los Bernardos.
Aumenta la producción de almendra
El sector reclama medidas para mitigar la plaga de la avispilla de la almendra, que ha afectado gravemente la cosecha en Castilla-La Mancha y Andalucía. A pesar de estos problemas, se espera un aumento del 21% en la producción de almendra, con precios al alza debido a la firmeza de las cotizaciones en California.
En el sector del pistacho, Castilla-La Mancha anticipa una cosecha ligeramente inferior a la del año pasado debido al carácter vecero del cultivo. Sin embargo, la producción ecológica sigue creciendo, representando aproximadamente el 36% de la superficie de pistacho en la región. Este dato confirma a Castilla-La Mancha como líder nacional en la producción de pistacho ecológico.
Muchas DO reducen su producción
Menor producción de uva de vinificación en la mayor parte de España, con la excepción de Castilla-La Mancha. A pesar de un adelanto en la vendimia por la rápida maduración del fruto, la producción de vino en la región se estima en un 20% mayor que en años anteriores.
Se prevé que alcance los 23 millones de hectolitros, lo que supondría un incremento significativo del 33% respecto a los 17,57 millones del año anterior, que fue la segunda producción más baja del siglo XXI. Este volumen representaría aproximadamente el 60% de la producción vitivinícola nacional.
La mejora en la producción es atribuida a la ausencia de enfermedades y plagas, aunque algunas áreas afrontan problemas de oídio, mosquito verde y araña.
Andalucía muestra un excelente estado sanitario y ya ha comenzado la vendimia en Montilla-Moriles, la primera de Europa continental. Las previsiones en Jerez son un 20-25% superiores al año pasado, mientras que Córdoba espera un incremento del 10-15%.
Murcia, sin embargo, se enfrenta una cosecha reducida debido a la falta de lluvias, lo que ha llevado al abandono de viñedos en zonas como Jumilla, Yecla y Bullas.
Extremadura espera una producción de 3,4 millones de hectolitros, aunque persisten problemas con el mosquito verde. Es la segunda región productora de uva para vinificación de España con una superficie en producción de 79.592 hectáreas. Hay 15.380 viticultores, la mayor parte en la provincia de Badajoz.
En Cataluña la situación es muy irregular en función de los territorios. La falta de lluvias ha afectado de forma grave al Priorat, la Terra Alta y otras comarcas de Tarragona.
Las lluvias de primavera permitirán salvar las cepas de Camp de Tarragona y Penedès, pero esta campaña apenas tendrá producción y se estima una reducción de uva superior al 35% con relación a una campaña normal.
En Castilla y León, por su parte, la previsión es menor respecto al año pasado debido a las heladas en invierno y a las abundantes lluvias y tormentas que se han producido en el Bierzo, Cigales, Rueda y Ribera del Duero.
El viñedo en La Rioja presenta un estado vegetativo espléndido, con unas plantas que se han recuperado tras dos años de estrés hídrico por calor y sequía. En Aragón el viñedo se ha visto afectado en función de su ubicación. Se ha producido alguna incidencia por enfermedades y problemas de cuajado en algunas garnachas y la sequía ha afectado de nuevo a algunas parcelas.
En las DO Rías Baixas y Valdeorras la inestabilidad meteorológica retrasará el comienzo de la vendimia respecto al pasado año y se espera una cosecha inferior. En Ribeiro, Ribeira Sacra y Monterrei la cosecha será similar a la del año pasado.
Cítricos: los gastos de producción se disparan
Los costes de producción de los cítricos se han incrementado un 18% desde 2020, de manera que en el caso de las naranjas los costes de producción se sitúan en 0,27 euros por kilo mientras que en las mandarinas se elevan hasta 0,33 euros.
Los capítulos que mayor encarecimiento han registrado desde 2020 son los fertilizantes (con una subida del 70%), la maquinaria propia (+26%), los servicios externos (+25%), los fitosanitarios (+25%), el agua de riego (+20%), otras materias primas (+19%) y la mano de obra (+8%).