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viernes, mayo 3, 2024
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Cae la producción española de queso de cabra y oveja: se abre la batalla entre industria y ganaderos

El sector de la alimentación importa 300.000 toneladas de queso al año y la patronal FeNIL culpa a la falta de modernización y relevo generacional en las granjas. Los productores se dan por aludidos y reclaman precios atractivos “con ciertas garantías de permanencia” para poder atraer a los jóvenes

La Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL) ha presentado una nueva edición de su ‘Barómetro’, que ha levantado una polvareda al analizar sin tapujos los problemas del sector, pero incluyendo a los ganaderos y su falta de modernización entre los culpables.

Para la patronal, el liderazgo de España en el ovino y el caprino de leche se ve amenazado por la falta de competitividad y por los nuevos modelos de producción de los competidores europeos.

“Aunque los ganaderos y ganaderas de ovino y caprino de leche están percibiendo precios récord por la materia prima, la producción nacional está disminuyendo”, apuntan los redactores del barómetro, lo que contribuye a que “países con nuevos modelos productivos, como es el caso de Holanda en el caprino de leche, estén poniendo en riesgo el liderazgo de España”.

Un sector “en jaque”

La entrada masiva de más de 300.000 toneladas al año de quesos de bajo valor añadido de países del norte de Europa pone en jaque al sector quesero nacional. Los quesos tradicionales españoles pierden posiciones en los estantes de los supermercados y en las cestas de las familias, pero también en mercados exteriores como Estados Unidos, Reino Unido o Australia.

“Esta situación tiene un claro damnificado: el queso tradicional español elaborado con leche pura de oveja, cabra o mezclas”, recalcan desde FeNIL. Para su director general, Luis Calabozo, “el precio, aunque crucial, no es el único factor que explica la evolución de la producción de leche”.

En su opinión, “aspectos estructurales y sociales como la falta de relevo generacional en las granjas o las nuevas exigencias europeas en materia de sostenibilidad van a determinar el futuro de la ganadería española de ovino y caprino”.

Las soluciones, para él pasan por la mejora de la competitividad “a lo largo de toda la cadena”, la colaboración de las administraciones “y la toma de conciencia por parte del consumidor”.

“Los bajos precios son los que desincentivan”

Ante esa bajada en la producción de leche de oveja y cabra, Asaja de Castilla y León ha denunciado que la causa son los “bajos precios” percibidos por los ganaderos en los últimos años, “que han desincentivado el seguir creciendo e invirtiendo en las ganaderías”.

Las fábricas de queso que operan en Castilla y León reciben más del 55% de la leche de oveja que se comercializa en España. Pero para la organización “han sido cicateras con el precio durante años, poniendo en muchos casos a los productores al borde de la quiebra”.

“Desánimo” en el sector

Pero lo peor para los productores es que el “desánimo” ha llevado a que, contrariamente a otros subsectores de la agricultura y la ganadería, en el de la producción de leche de oveja y cabra apenas ha habido incorporación de jóvenes en los últimos 15 años”.

Como consecuencia, se trata de un colectivo muy envejecido, en el que no está garantizado un mínimo relevo generacional.

¿Es culpable el productor?

Asaja recuerda que ya alertó del desabastecimiento de leche de ovino y caprino, “que es el que ha provocado un contexto alcista de los precios”.

Así las cosas, “si la industria láctea en su conjunto mantiene la situación de mercado actual con ciertas garantías de permanencia, los productores reinvertirán sus beneficios, como siempre han hecho, modernizando y redimensionando las explotaciones, y quizás vuelva a ser un sector atractivo para una parte de los jóvenes que cada año se incorporan al campo”.

¿Es la propia industria competitiva?

En sentido contrario, Asaja devuelve la crítica a las empresas transformadoras, “que objetivamente no son competitivas”, ya que en estos años no han reinvertido sus beneficios, no han ganado en tamaño y han apostado “por la leche barata y de peor calidad”, que es la de importación.

Esas industrias “no han sido innovadoras; no han apostado por acuerdos interprofesionales, y tampoco han sido capaces de abrir mercados”, recalcan desde la organización agraria.

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