Marta Alcaide
Se cumplen tres años desde que el 24 de febrero de 2022, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, diese la orden a las tropas rusas de bombardear distintas ciudades, aeropuertos y vías de comunicación ucranianas, lanzando una invasión a gran escala y atacando múltiples frentes en todo el país.
Esta crisis, que a día de hoy continúa, pretende ser solucionada por Donald Trump, que desde que tomó posesión como presidente, el 20 de enero, ha mostrado su empeño en poner fin a dos conflictos de gran relevancia: el conflicto entre Rusia y Ucrania y el ataque de Israel sobre Gaza.
Por el momento Putin no se anima a dialogar, aunque desde el otro lado del charco ya se ha presentado un supuesto «plan de paz» que, de aplicarse, supondría la división de Ucrania: Rusia consolidaría las conquistas de Crimea y otras cuatro regiones ucranianas, actualmente ocupadas, al mismo tiempo que el país de Zelenski no podría entrar en la OTAN, aunque sí en la Unión Europea.
¿Qué opinan los expertos?
Si se llega a un acuerdo de paz de forma rápida, el conflicto entre Ucrania y Rusia «podría incrementar la superficie de cultivos de primavera sembrados en Ucrania (tales como maíz o girasol), así como mejorar las condiciones de siembra y fertilización, que lógicamente en una zona de guerra no son las más optimas», resalta Iván Álvarez, de Asegrain.
Por lo tanto, «debemos estar atentos a lo que ocurre en Brasil, Ucrania y la política arancelaria de Estados Unidos», atestigua.
Ucrania es sobre todo «un gran país desde el punto de vista de la agricultura; por eso hay que entender que a los agricultores y ganaderos nos hayan saltado todas las alarmas al ver que peligran nuestra rentas ante una posible caída de los precios y un recorte de unas ayudas públicas que habrá que repartir entre más», señala José Antonio Turrado, secretario general de Asaja en Castilla y León.
«La caída de los precios ya la estamos viendo en cereales y oleaginosas, donde el mercado con Ucrania está exento de barreras arancelarias, y lo decimos con conocimiento de causa también porque sabemos que allí, a pesar de producir mucho, tienen grandísimas deficiencias en infraestructuras, algunas destruidas por la guerra, que habrá que instaurar con dinero de la PAC», subraya Turrado.
¿Incorporación de Ucrania a la UE a cualquier precio?
Si el acuerdo de paz incluye la adhesión de Ucrania a la Unión Europea, las consecuencias sobre el mercado serían directas, ya que “sus producciones lo tendrían más fácil para llegar a aquellos países que son importadores netos”, como Italia, Portugal o España. Hay que tener en cuenta que las principales zonas productoras siguen en manos del Estado ucraniano, “así como las infraestructuras del transporte”, recuerda Alfonso Palomo, director comercial de Octaviano Palomo.
Eso sí, las producciones de Ucrania tendrían que competir “en igualdad de condiciones con el resto de jugadores de la región”, sobre todo en cuanto a exigencias sanitarias y ambientales.
Cuota de importación: aumento de 579.000 toneladas
Desde el sector remolachero, también se han pronunciado. «Al principio, la cuota de importación de Ucrania a la UE era de 21.000 toneladas, ahora ha aumentado a 600.000 toneladas por motivo de la guerra con Rusia, poniendo de manifiesto la desigualdad de condiciones y que las importaciones se han multiplicado por veinticinco», afirma Javier Narváez, coordinador del Servicio Agronómico de Acor.
Hay un miedo generalizado por cómo va a entrar a la UE y qué va a pasar. «A España se le dio un cupo menor al que estábamos produciendo y se estudió durante un tiempo prolongado su anexión, así como la cuota con la que entrábamos a producir. Esto no ocurre con Ucrania: tiene un consumo aproximado de 900.000 toneladas y produce muy fácilmente. Además, esta producción podría aumentar de forma muy rápida ya que su suelo tiene condiciones muy óptimas, y pasar de esas 900.000 toneladas a 1.600.000 toneladas. Esto se traduce en que tiene mayor producción que consumo y tiene expectativas de crecer si entra de golpe en la UE», afirma Narváez.
Otro tema que preocupa al sector es la estructura productiva. «Ucrania tiene unos suelos muy fértiles y más de la mitad de las explotaciones de azúcar son de más de 10.000 hectáreas, nada que ver con las españolas. Hay un holding productivo ucraniano con casi 200 mil hectáreas para producir. Y esto es de una sola empresa», recalca Narváez.
Impacto en fertilizantes y energía
Cabe destacar que España depende en gran parte de la importación de fertilizantes y Rusia es un proveedor clave. La guerra ha encarecido su precio afectando directamente tanto a la agricultura extensiva como a la horticultura.
En cuanto a la energía, la subida de los precios del petróleo y el gas, resultado del conflicto bélico, también impacta sobre los costes energéticos para las granjas, afectando tanto la agricultura intensiva como la ganadería.
Aumento en los precios de los alimentos
La escasez global de cereales y aceite de girasol ha elevado sus precios. España, que es un gran consumidor de aceite de girasol, ha tenido que lidiar con este escenario crítico.
Este escenario afecta también a los mercados internacionales, ya que los agricultores españoles se tienen que enfrentar a competencia tanto de productores internos (UE), como de mercados de exportación como África y Asia, que dependen de las exportaciones de Ucrania y Rusia.
Impacto en el sector ganadero
Por otro lado, los precios de los piensos -maíz, soja, cebada- se han incrementado también debido a la escasez de suministros desde Ucrania, afectando al sector ganadero español.
La subida de los precios de carne y lácteos ha sido muy fuerte y los ganaderos siguen luchando por ajustarse a una nueva realidad de precios volátiles y costes elevados.