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jueves, abril 24, 2025
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La lluvia cambia la cara al campo

El cereal afronta el mes de abril con un verde espléndido, pero con poca raíz. Los leñosos agradecen el agua, mientras las siembras de primavera tendrán que esperar en muchos casos

Ricardo Ortega

Las cuatro borrascas que han barrido la península durante el mes de marzo, con su réplica de comienzos de abril, han dado un giro sorprendente a la situación del campo. Gran parte del sur y el este español han dejado atrás tres años de sequía, con unos embalses que recuperan el aliento y unos suelos que retornan a una humedad casi olvidada. Muchos de ellos han alcanzado su capacidad de campo y ya no pueden absorber más agua.

Los cultivos extensivos se muestran de un verde intenso, con un ahijamiento espléndido, aunque también es cierto que hay que mirar debajo del suelo para comprobar si la planta tiene raíz para aguantar lo que le echen en abril y mayo. No siempre es así.

Las lluvias se han recibido con alegría en la mayor parte de cultivos y zonas productivas, aunque también es cierto que el agua siempre trae consigo la amenaza de enfermedades.

Se han retrasado muchas labores, sobre todo la fertilización y algunos tratamientos, al mismo tiempo que las siembras de primavera no tienen fecha, en espera del tempero. Hay mucho que asimilar.

En muy pocas zonas habrá este año restricciones al regadío, con una reserva hídrica que ronda el 71,2% de su capacidad. Zonas como la cuenca del Duero se sitúan en un casi inédito 80%, mientras el Tajo está en el 81,8% y el Guadiana en el 65,3%.

Las reservas de la cuenca del Guadalquivir han recuperado la cifra del 58,2%, mientras la Cuenca Mediterránea Andaluza está al 51,1%.

El Júcar está al 59,3% y el Segura registra la peor cifra, con un 26,5%. Las cuencas internas de Cataluña se encuentran al 54,2% y los embalses del Ebro registran un esperanzador 84,3%.

Desde diciembre las reservas en la cuenca del Tajo han crecido el 20,6%. La cuenca del Duero ha registrado un incremento de 13 puntos porcentuales y la del Guadalquivir 15,1 puntos. Por su parte, las cuencas internas de Cataluña han registrado un notable aumento de 11,2 puntos.

Cara y cruz en Murcia

En la Región de Murcia, las inundaciones han afectado a más de 5.000 hectáreas de lechuga, brócoli y coliflor, con pérdidas estimadas en 10 millones de euros. Las lluvias se han celebrado mucho, después de prácticamente tres años de sequía. Ha contribuido a remediar la situación de los secanos, pero también de los acuíferos y del propio monte.

El reverso de la moneda está en algunos episodios de lluvias intensas, con hasta 500 litros por metro cuadrado, que han supuesto daños importantes en cultivos como la flor cortada.

Un respiro en la Comunidad Valenciana

El temporal ha dejado entre 400 y 600 litros por metro cuadrado en algunas zonas de la Comunidad Valenciana, con una incidencia positiva en el campo. En la mayoría del territorio el agua ha sido bien recibida, especialmente en zonas de interior como el Alto Palancia, el Alto Mijares, Els Ports, los Serranos, Utiel-Requena, el Valle de Ayora-Cofrentes y la Hoya de Buñol.

En estas comarcas, donde la sequía del año pasado ha venido castigando con dureza a los cultivos, las lluvias han contribuido a recargar embalses y refrescar los pastos.

El agua está siendo muy beneficiosa en el desarrollo de los cereales de invierno, que se encuentran en época de germinación, así como en la mejora del calibre del resto de las producciones de temporada, como naranjas y mandarinas. Todo ello, pese a los casos puntuales donde las precipitaciones han provocado arrastres de tierra y dificultades de acceso a los campos. En estos casos, hay inquietud ante los encharcamientos en ciertas zonas por la amenaza de enfermedades.

Las lluvias también han sido muy bien recibidas especialmente en las comarcas de interior y los secanos. La parte negativa ha estado en que ha caído en plena floración de algunos leñosos, como el ciruelo o el albaricoque, o la cereza en el caso de la montaña de Alicante.
Las espadas se mantienen en alto ante la posible aparición de hongos en leñosos, como los cítricos, o en hortícolas. Una parte de la huerta valenciana sigue sin plantar porque el agricultor no ha podido entrar.

En algunas partes de la comunidad ya llueve sobre mojado y hay infraestructuras afectadas. En Castellón, por ejemplo, hay caminos afectados y en algunas parcelas agrícolas el agua ha arrastrado parte de la tierra.

Los temporales han impactado de manera destacada en las producciones de cebolla. Estos daños climáticos, unidos a la falta de materias eficaces para combatir el hongo del mildiu, provocan una merma superior al 80% de la cosecha de cebolla, que se traducen en unas pérdidas económicas de 7’5 millones de euros solo en la comarca de l’Horta, según cálculos de los productores.

En Extremadura las lluvias se han visto como la salvación para los embalses y los acuíferos. También para la dehesa y para los cultivos leñosos, como el almendro, el olivar o el viñedo.
Algunas zonas de regadío lo están pasando mal, como en el caso del tomate.

Los agricultores necesitarán que pasen varios días antes de poder hacer las labores previas a la plantación. También puede haber problemas en la floración del ciruelo, un cultivo muy relevante en zonas como la vega del Guadiana.

En el sur de la provincia de Albacete han caído 110 litros en menos de 20 días, aunque en algunos municipios han caído 150 litros.

En gran parte de la provincia de Ciudad Real han caído más de 200 litros y no lo han hecho de forma torrencial, con lo que ha sido un agua muy bien recibida. Cultivos como el viñedo han sufrido mucho en los tres últimos años, incluso contando con riegos de apoyo. Por eso los viticultores esperan que en abril siga lloviendo.

En el municipio de La Solana han caído unos 120-130 litros según zonas. “La verdad que se necesitaba, como en prácticamente todos los sitios”, recalca el agricultor José Ramón Díaz de los Bernardos. Se ha alcanzado la capacidad de campo. “Si caen dos litros por metro cuadrado ya se queda el agua por encima de la tierra”, recalca. El agua le ha venido a todo muy bien, “sobre todo a los leñosos, que estaban pidiendo el agua a gritos”.

En Zaragoza el cereal está en pleno ahijamiento y agradece unas lluvias muy esperadas. Si acompaña la primavera, el trigo y la cebada pueden alcanzar los 4.000 kilos por hectárea.

En Cataluña respiran aliviados. En marzo han caído 100 litros en la costa y hasta 200 en otras zonas, como las comarcas del Pirineo. Los embalses se encuentran al 51%, aunque sin alcanzar el umbral establecido para levantar las restricciones, situado en el 60%. Los acuíferos tampoco han alcanzado los niveles considerados habituales.

Las lluvias le han venido bien al viñedo de La Rioja, que se va a ver equilibrado, aunque la parte negativa es que las lluvias pueden hacer que se adelante el ciclo, lo que haría que la planta fuera más vulnerable a posibles heladas tardías. El almendro está en floración y las lluvias pueden hacer que caigan los rendimientos. Al mismo tiempo, el cereal y la hortaliza se han visto muy beneficiados en general.

En la comunidad se han superado los 100 litros en algunos puntos, mientras que la mayoría oscilan entre los 40 y los 60 litros.

Más al norte, en Cantabria, las lluvias se han recibido bien después de un invierno más seco de lo habitual, que ha perjudicado a la huerta. La peor parte se la han llevado algunas infraestructuras, afectadas por los fuertes vientos.

En el interior de la Península, en provincias como Burgos o Palencia la lluvia ha tenido un efecto extraordinario para el campo, que está verde. Se han llenado los acuíferos y los embalses. Lo malo es que se han retrasado algunas labores, como la aplicación de fitos o la realización de coberteras. Como en otras zonas productoras, las siembras de primavera se van a retrasar varias semanas.

En el oeste de la provincia de Valladolid se están retrasando las siembras y algunos cultivos de primavera ya no se pueden poner. Algunas parcelas destinadas a adormidera acabarán sembradas de girasol. La tierra ya no puede absorber más agua y se encuentra al 100% de su capacidad de campo. En la localidad de El Carpio han llovido 136 litros por metro cuadrado desde que comenzó el año.

En Andalucía, las lluvias del mes de marzo están ocasionando daños, especialmente en hortícolas y cereales. En Sevilla, cultivos de secano como girasol o garbanzo aún no se han podido sembrar. Hay margen para hacerlo, pero siempre con la espada de Damocles de que la planta sea demasiado pequeña cuando el calor empiece a apretar. En los primeros días de abril hay todavía arroyos desbordados y caminos inundados.

En la capital provincial han caído 257,2 litros este mes de marzo. Cultivos de invierno como los cereales están sufriendo enfermedades fúngicas y asfixia radicular por el exceso de agua.

En el Bajo Guadalquivir son muchos los cultivos que se van a perder, o se han perdido ya, como es el caso de los guisantes, que están teniendo problemas por las enfermedades radiculares que ocasiona la podredumbre de las raíces.

El exceso de lluvias también está afectando a cultivos como las brásicas (coliflor, brócolis, repollo, grelo…) que tendrían que estar recolectándose ya, pero es que ni maquinaria ni trabajadores pueden entrar en el campo.

Álvaro Pallarés, presidente de la Junta Central de Regantes de la Margen Derecha del Guadalquivir, destaca que las lluvias han situado los embalses de la zona por encima del 40% de su capacidad, lo que va a permitir una campaña de riego normal para el cultivo de arroz. Mejora el escenario respecto al año pasado, cuando se sembró el 70% de la superficie, “y sobe todo respecto a 2023, cuando no se sembró”.

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