Ricardo Ortega
Decía Pablo Picasso que la inspiración existe, pero te tiene que encontrar trabajando, y eso es algo que se puede aplicar a la mayoría de los agricultores y ganaderos españoles. Quizá en su caso no se trate solo de recibir la visita de las musas, sino más bien de que haya una conjunción de factores que -aunque solo sea de vez en cuando- no conspire en contra del sector.
En este comienzo de año hay pocos problemas agronómicos, de suelo y clima, puesto que en la mayor parte de España las cosas están en su sitio: hace frío cuando corresponde, las lluvias se suceden de forma intermitente y hay agua en los embalses.
Los pantanos españoles están de media por encima del 51% de su capacidad y en algunas comunidades se encuentran muy por encima de esa cifra: Cataluña y Castilla y León rondan el 62%, mientras otras regiones también superan los porcentajes de los últimos años. Castilla-La Mancha supera el 46% y Andalucía el 34%. Y aún queda por llover en invierno y primavera.
Geopolítica a marchas forzadas
La preocupación llega más bien por otro lado, por el de los precios, y el agricultor está aprendiendo nociones de geopolítica a marchas forzadas. Porque se habla de especulación con las materias primas con las que se comercia, lo que hoy llamamos ‘commodities’, pero también es cierto que los costes de producción y los precios de venta tienen mucho que ver con las noticias internacionales, desde la guerra de Ucrania hasta la nueva presidencia de EEUU, pasando por los conflictos que arrasan Oriente Medio o amenazan la paz en el mar de China.
Los precios, junto a las dificultades que impone Bruselas, son los que obligan cada año a la jubilación de nuevos profesionales sin que el sector sea capaz de seducir a otros nuevos. Así lo reflejan los datos de la PAC de 2024, que revelan que España ha perdido 24.253 beneficiarios de las ayudas; en trazo grueso, eso significa que la agricultura y la ganadería otros tantos profesionales.
Desde el otro lado del Atlántico se anuncia un dólar más fuerte, lo que dificulta las importaciones pagadas en esa moneda, al mismo tiempo que el país de Donald Trump lo tiene más difícil para exportar. Ya ha habido subidas en el precio del cereal y Alfonso Palomo, director comercial de la compañía Octaviano Palomo, apunta que estamos en buen momento para vender.
Sementera
Mientras tanto, el sector del cereal se sobrepone a las dudas y el agricultor sigue sembrando. La sementera se liquida en Andalucía y acabó hace semanas en Castilla-La Mancha. Las lluvias de otoño tuvieron un doble efecto en la región. Por un lado retrasaron las labores de siembra, “pero por otro dejaron la tierra en condiciones óptimas para el enraizamiento y fertilización de los cultivos, lo que augura una buena cosecha”, apunta el agricultor José Ramón Díaz de los Bernardos.
En enero muchos profesionales, además, se han puesto manos a la obra con las siembras de las leguminosas para cumplir con la normativa de la PAC.
En Castilla y León acabó a tiempo la sementera y la planta dio un estirón hasta la llegada del invierno. Las heladas han dado un parón al desarrollo vegetativo, mientras la raíz se va desarrollando, con lo que genera un seguro de vida para que la familia del cereal se pueda enfrentar a lo que venga.
Campo levantino: DANA y sequía
En la Comunidad Valenciana el campo trata de salvar los muebles allí donde la DANA se cebó con el campo. No le tocó a Alicante, pero allí los agricultores lamentan la sequía como un problema estructural, hasta el punto de llevar al abandono de explotaciones.
Cada vez llueve menos y hace más calor en meses tradicionalmente fríos. El cereal atraviesa una situación más que complicada con una producción insignificante en la última campaña debido a la falta de lluvias y las elevadas temperaturas, un combo perfecto que hizo que la tierra estuviese tan seca que no se haya podido sembrar.
La colza salva el tipo
Este año la colza puede salvar el tipo en la principal comunidad productora: Castilla y León. La de regadío se ha implantado sin problemas y la de secano tuvo que sembrarse más allá del 12 de octubre. A pesar de semejante sacrilegio, que ya no lo es tanto, en general la planta ha llegado bien desarrollada a los fríos del invierno.
Ha habido suerte y la llegada del frío intenso ha coincidido con el solsticio de invierno, en torno al 21 de diciembre, lo que ha dado margen para ese crecimiento. En todo caso, en algunas zonas se observan rodales de planta que no se ha desarrollado como consecuencia de esa fecha de siembra tardía, como destaca el agricultor zamorano Obdulio Barba.
Menor rendimiento en girasol
Ya era diciembre cuando el norte de Castilla y León daba por finalizada la campaña del girasol, muy complicada en cuanto a lo meteorológico. Los rendimientos se estiman en 900 kilos por hectárea en secano y 3.000 en regadío, un 10% menos que el año pasado.
En cuanto al precio, arrancó en el mes de octubre a 400 €/t y progresivamente se ha ido incrementando hasta los 445 €/t del cierre de campaña, un precio superior al del pasado año.
Vendimia desigual
El viñedo se encuentra en parada invernal y toca prepararlo para una nueva campaña, mientras las bodegas hacen balance: España ha aumentado la producción de entre el 12 y el 15%, si bien con un panorama muy desigual.
En el caso de la DO Ribera, la vendimia ha disminuido un 18,8% tras afrontar “desafíos climáticos sin precedentes”, como señalan fuentes del consejo regulador. La vendimia se prolongó durante 68 días de intensa actividad, marcada por una de las temporadas primaverales más adversas en la memoria reciente.
La siguió un verano seco y caluroso, que estuvo detrás de la merma en la producción. Queda el consuelo de que el viticultor tomó las decisiones adecuadas, de modo que cabe esperar una añada de gran calidad.
Menos avellana en España
La producción de avellana caerá cerca del 40% en España. Se prevé que se quede en 4.100 toneladas de avellana en caparazón, frente a las 6.800 toneladas de la campaña anterior. La Federación de Cooperativas Agrarias de Cataluña (FCAC) apunta que se trata de una de las cosechas más bajas registradas, y pone de manifiesto el impacto de la sequía y el cambio climático en el sector.
“El descenso de la producción está relacionado con la sequía de la primera mitad del 2024, siendo este el tercer año consecutivo de condiciones adversas para el cultivo”, recuerdan.
El algodón no engaña
Ha finalizado la cosecha de algodón en el sur de la Península, con un balance de campaña de bajos rendimientos y precios significativamente menores. Así ha sido, por ejemplo, en las principales zonas productoras de la provincia de Córdoba, como son la Campiña Sur (Santaella y Puente Genil), el Alto Guadalquivir (Villafranca y El Carpio) y la Vega del Guadalquivir (Hornachuelos, Palma del Río y Posadas). Los bajos rendimientos se han debido a la plaga de ‘earias’, que afectó en junio, dos meses antes de lo normal.
Ello provocó que no cuajaran las primeras flores, lo que dejó sin fruto toda la parte baja de la planta. Hay parcelas que directamente no se han cosechado debido también a la lluvia de las últimas semanas, que ocasionó la pérdida de toda la producción; por otro lado, ha habido fincas en las que se han obtenido 3.000 kilos por hectárea, aunque lo generalizado ha sido un rendimiento medio de 1.200 kilos.
El ajo pierde competitividad
La Mesa Nacional del Ajo apunta un descenso de la superficie de cultivo en España de un 8%. Con esa cifra, es ya un descenso del 23% en las tres últimas campañas. Andalucía es la región que ha registrado el mayor descenso de superficie sembrada en esta última campaña, con un 13,2% menos.
Entre las causas se señalan la falta de rentabilidad para el agricultor, las dificultades para encontrar mano de obra, el incremento del coste del arrendamiento de tierras, la limitación de acceso al agua y la pérdida de herramientas de control fitosanitario. Esos inconvenientes repercuten en la pérdida de competitividad, como lamentan los integrantes de la mesa.
Recuperación del aceite de oliva
La Mesa sectorial de aceite de oliva y aceituna de mesa ha destacado que para esta campaña se espera una recuperación del nivel productivo de aceite de oliva, que permitirá un equilibrio de la oferta y la demanda, “con unas cotizaciones que remuneren adecuadamente a todos los eslabones de la cadena”.
Las estimaciones apuntan a una cifra de 1,29 millones de toneladas, que responden a las buenas condiciones del cultivo gracias a las lluvias caídas de forma intermitente.
Se ha registrado una contención de los precios en origen, que en las dos últimas campañas se situaron en niveles máximos.
En general, se ha producido una bajada de los precios desde el inicio de la campaña de un 25,6%, para situar el precio medio en 5,15 euros/kilo.
“La alta valoración que tiene el consumidor del aceite de oliva hace prever mayores niveles de comercialización, gracias también al incremento productivo previsto”, recalcan desde la entidad.
Para el conjunto de la campaña, se estima un consumo interno de 480.000 toneladas, lo que supone un incremento del 17%, mientras que las exportaciones sumarán 980.000 toneladas, lo que significa una subida del 32%.