Marta Alcaide
La incertidumbre del sector agrícola y ganadero con el acuerdo Mercosur no termina de disiparse. Pero ya no es solo eso, es que parece que no paran de sumarse nuevas preocupaciones que no hacen otra cosa que “ahogar” al sector en este contexto de continuas prohibiciones, normativas restrictivas, cambio climático y desigualdad de condiciones.
El sector remolachero en concreto ha expresado su desacuerdo, preocupación y desánimo con todo este panorama desolador al que se enfrenta actualmente.
“No es tanto que la cuota que se negocia en Mercosur sea una cuota brutal, ya que la cantidad prevista libre de aranceles es de 190.000 toneladas, sino el contexto en el que se está produciendo así como el sector remolachero comunitario», lamenta Javier Narváez, coordinador del Servicio Agronómico de ACOR.
Panorama desolador y producción del alimento en origen
«Tanto el acuerdo con Mercosur como la futura anexión de Ucrania a la UE tienen un hilo común desde la perspectiva del remolachero: la facilidad que se da a la entrada de grandes cantidades de azúcar a la UE y a España. Este azúcar se beneficia, por un lado, de ventajas arancelarias -es más barato- y por otro, de producción del alimento en origen. De estas dos, quizá la más dolorosa para los remolacheros y a la industria productora, sea la segunda ya que el contexto europeo es asfixiante desde la perspectiva regulatoria europea y nacional» subraya Salomé Santos, directora del Área Agrícola de Azucarera.
Desde Azucarera, Salomé Santos subraya que «las consecuencias del impacto del cambio climático, los acuerdos internacionales y las políticas verdes europeas las sufre el agricultor que tiene que luchar con los pocos medios que le quedan a su alcance en materia de semillas y sustancias activas».
Prohibición de materias activas y competencia desleal
Desde 2018 se han prohibido 30 materias activas, limitando así el uso de fungicidas y herbicidas. «Esto coincide con la bajada de rendimientos en España y en Europa, con la prohibición de los neonicotinoides que están generando problemas de rendimiento y bajadas en general por el cambio climático, los veranos atípicos, sequía en todo Centroeuropa, España con temperaturas muy altas…Todo eso se traduce a una bajada de rendimiento y rentabilidad del cultivo«, sostiene Narváez.
La desigualdad de condiciones y la competencia desleal es otra de las preocupaciones del sector remolachero. «Las múltiples prohibiciones de materias activas junto con países que no las tienen, como Brasil, que puede utilizar alrededor de 100 materias activas, mientras que nosotros cada vez tenemos menos y no nos ofrecen ni una justificación ni una alternativa. No se hacen estudios de rentabilidad o de qué va a pasar si se prohíben estas sustancias activas. Nos obligan a competir en desigualdad de condiciones», lamenta el coordinador del Servicio Agronómico de ACOR.

«Antes se usaba un tratamiento de un principio activo, ahora se debe usar cuatro, no siendo ninguno efectivo», lamenta Santos. Además, «el agricultor se enfrenta a un tema grave y recurrente que es el precio al alza de las semillas, unas semillas poco eficientes y frenadas en el avance técnico también por la política europea -sigue pendiente la autorización en la UE de las nuevas técnicas genómicas que serían un gran paso en el terreno de la mejora de variedades-«, recalca Narváez.
Todo ello se da junto con pérdidas paulatinas de producciones como se están constatando en la UE en el cultivo de remolacha derivadas de estas enfermedades y plagas. «En definitiva, se pone en jaque a un sector, el remolachero, pero también a la industria que depende al 100% de los contratos con dichos remolacheros. No hay destino para la remolacha sino la fábrica azucarera, y la fábrica azucarera existe porque se cultiva la remolacha», resalta Salomé Santos.
Dudas con el proceso de incorporación de Ucrania a la UE
«Al principio, la cuota de importación de Ucrania a la UE era de 21.000 toneladas, ahora ha aumentado a 600.000 toneladas por motivo de la guerra con Rusia, poniendo de manifiesto la desigualdad de condiciones y que las importaciones se han multiplicado por veinticinco», afirma Narváez.
Hay un miedo generalizado por cómo va a entrar y qué va a pasar. «A España se le dio un cupo menor al que estábamos produciendo y se estudió durante un tiempo prolongado su anexión, así como la cuota con la que entrábamos a producir. Esto no ocurre con Ucrania: tiene un consumo aproximado de 900.000 toneladas y produce muy fácilmente. Además, esta producción podría aumentar de forma muy rápida ya que su suelo tiene condiciones muy óptimas, y pasar de esas 900.000 toneladas a 1.600.000 toneladas. Esto se traduce en que tiene mayor producción que consumo y tiene expectativas de crecer si entra de golpe en la UE», afirma Narváez.
Otro tema que preocupa al sector es la estructura productiva. «Ucrania tiene unos suelos muy fértiles y más de la mitad de las explotaciones de azúcar son de más de 10.000 hectáreas, nada que ver con las españolas. Hay un holding productivo ucraniano con casi 200 mil hectáreas para producir. Y esto es de una sola empresa», recalca Narváez.

«El sector azucarero europeo ha lanzado una nota de prensa con otros sectores expresando nuestra solidaridad con el pueblo Ucrania y pidiendo a las administraciones la necesidad de adoptar una postura prudente en la revisión del Acuerdo que debe basarse en un equilibrio entre el apoyo que hay que dar al pueblo ucraniano y también a la defensa de los intereses de los agricultores y la producción de alimentos de la UE», recalcan desde Azucarera.
«Confiamos que la UE tenga en cuenta esto más allá de las palabras porque, si no lo hace, estará poniendo en juego parte de la soberanía alimentaria europea que por otro lado y de manera paradójica se considera «estratégica»», subraya Salomé.
«Poco cuidado con el cupo de exportaciones e importaciones»
Cabe resaltar que otra de las preocupaciones del sector remolachero es «el poco cuidado de los acuerdos con Mercosur, con las importaciones europeas, con cómo se negocie el nuevo cupo para exportar a la Unión Europea o el proceso de incorporación a la UE de Ucrania», subrayan desde ACOR.
“El azúcar que entrará en la UE procedente de Mercosur procederá de un contexto en el que los productores de estos terceros países no habrán visto limitado el cultivo como lo tienen los productores europeos, que tienen vetado el uso de numerosas sustancias activas para paliar enfermedades y plagas que son cada vez más frecuentes y afectan más gravemente al cultivo, debido al cambio climático”, afirma Salomé Santos, directora del Área Agrícola de Azucarera.
«Este no es un problema del remolachero español, sino del remolachero español y europeo, ya que todo el azúcar que entra en la Unión a través de las importaciones de azúcar se “reparte” entre los países como “vasos comunicantes” pero en definitiva supone una sobreoferta de mercado que lo único que hace es frenar su competitividad y poner en riesgo su propia existencia, lamentan desde Azucarera.
Todo esto, sin olvidarnos de las azucareras. «Desde ACOR estamos adscritos a la Plataforma SAI (Iniciativa para la Sostenibilidad Agrícola), que certifica todo el proceso de obtención de azúcar, desde la remolacha en las parcelas de los agricultores hasta su expedición en fábrica, sujeto a estrictas condiciones medioambientales y sostenibles. Ni las azucareras brasileñas ni ucranianas lo hacen ni se les va a exigir. Todo esto supone un mayor coste de producción y nos resta competitividad al no competir en igualdad de condiciones con las azucareras brasileñas o ucranianas», lamenta Narváez.