José Ramón Díaz de los Bernardos
La viticultura ha sido testigo de transformaciones importantes en las últimas décadas, impulsadas por la creciente demanda de prácticas agrícolas más sostenibles y responsables con el medio ambiente. La fertilización es un componente fundamental para garantizar la producción de uvas de alta calidad, influyendo en la composición química del mosto y, por ende, en las características organolépticas del vino.

Además, se presentan enfoques innovadores basados en la biotecnología y la agricultura de precisión para optimizar la absorción de nutrientes y su efecto en la calidad del vino. En este contexto, es fundamental comprender la interacción entre el suelo, la planta y la microbiota, estableciendo estrategias de nutrición que maximicen la expresión del terroir.
En un viñedo, el suelo no solo es el soporte físico de la vid, sino un ecosistema complejo donde la vida microbiana y los nutrientes se interrelacionan para fomentar un desarrollo óptimo de la planta.
Macronutrientes
El balance de macronutrientes tiene un impacto directo en la maduración de la uva y en la composición química del vino:
Nitrógeno (N): Esencial para la síntesis de aminoácidos y proteínas, afecta la fermentación alcohólica al influir en la disponibilidad de precursores aromáticos.
Fósforo (P): Participa en la transferencia de energía y en el desarrollo radicular. Su disponibilidad influye en la eficiencia de la fotosíntesis y la acumulación de azúcares en la baya.
Potasio (K): Regula la translocación de azúcares y afecta la acidez del mosto. Altos niveles de K pueden incrementar el pH del vino, reduciendo la estabilidad microbiológica y fenólica.
Calcio (Ca) y Magnesio (Mg): Esenciales para la estabilidad estructural de las células vegetales y la eficiencia fotosintética.
Cubiertas vegetales: aliadas en la regeneración y la calidad del vino
El manejo de cubiertas vegetales, tanto sembradas como espontáneas, es una de las prácticas agrícolas más relevantes en la viticultura sostenible. Estas cubiertas no solo tienen beneficios agronómicos, sino que contribuyen a la preservación de la biodiversidad y a la salud integral del viñedo:
Protección y Mejora del Suelo: ayudan a prevenir la erosión del suelo, especialmente en viñedos situados en pendientes pronunciadas.
Competencia y Control de Crecimiento: Las cubiertas vegetales siembran una competencia controlada con la vid, reduciendo su crecimiento excesivo y favoreciendo una maduración más equilibrada de las uvas.
Biodiversidad y Control Natural de Plagas: las espontáneas, fomentan un ecosistema más diverso que puede albergar insectos beneficiosos, como polinizadores o depredadores de plagas.
Viticultura regenerativa: un enfoque holístico para la restauración del territorio
La viticultura regenerativa va más allá de la sostenibilidad, buscando restaurar la salud de los suelos, promover la biodiversidad y generar un impacto positivo sobre los ecosistemas circundantes.
Este enfoque busca devolver a la tierra lo que se ha extraído de ella, creando un ciclo agrícola virtuoso en el que los viñedos se convierten en agentes activos de restauración ecológica:
Restauración de Suelos Degradados: centrarse en mejorar la estructura del suelo y la recuperación de su fertilidad, mediante el uso de compost, el control de la erosión y la incorporación de cultivos de cobertura.
Secuestro de Carbono y Reducción de la Huella de Carbono: Mediante el uso de cubiertas vegetales, compost y otras prácticas, los viñedos pueden mejorar la salud del suelo a largo plazo.
Calidad del Vino y Resiliencia del Viñedo: Viñedos más resilientes, capaces de adaptarse mejor a las variaciones climáticas. Esta resiliencia tiene un impacto directo en la calidad del vino, ya que permite una maduración más uniforme de la uva y una mayor expresión del terroir.
La calidad de los vinos está intrínsecamente ligada al cuidado y manejo del viñedo. El trabajo que se realiza en el suelo, la gestión de los nutrientes y la biodiversidad del viñedo tienen un impacto directo en la complejidad y tipicidad del vino:
Aromas y Sabores Más Intensos: La competencia moderada de las cubiertas vegetales y el equilibrio nutricional del suelo favorecen la acumulación de compuestos fenólicos, como los taninos y los flavonoides, que son responsables de los aromas, sabores y colores del vino.
Expresión del Terroir: Un suelo bien nutrido y manejado contribuye a que las vides expresen de manera más clara las características del terroir.
En este sentido, la viticultura regenerativa ayuda a resaltar las particularidades de cada viñedo, creando vinos que son un reflejo fiel del lugar de origen.
Claves de la fertilización
Por último, y teniendo en cuenta todo lo anterior, las claves fundamentales de fertilización para agricultores en viñedo, basadas en principios científicos avanzados y en la viticultura regenerativa, pueden ser:
-Diagnóstico Preciso del Suelo y la Vid
-Realizar análisis de suelo y foliares anualmente para conocer la disponibilidad
de nutrientes.
-Usar sensores de campo y teledetección para evaluar el estado nutricional.
-Uso de Materia Orgánica y Biofertilizantes
-Aplicar compost maduro y estiércol bien descompuesto para mejorar la estructura y vida del suelo.
-Incorporar biofertilizantes con microorganismos benéficos (micorrizas y rizobacterias) para aumentar la absorción de nutrientes.
Manejo Inteligente del Nitrógeno (N)
-Evitar excesos de N, ya que pueden aumentar el vigor y disminuir la calidad del vino.
Optar por fuentes orgánicas de N (leguminosas en cubiertas vegetales, biofertilizantes) y aplicar en momentos clave: brotación y cuajado, evitando fertilización tardía.
-Cubiertas Vegetales para la Fertilización Natural
-Usar mezclas de gramíneas y leguminosas para mejorar la estructura del suelo y fijar nitrógeno naturalmente.
-Dejar cubiertas espontáneas en otoño-invierno para evitar erosión y mejorar la materia orgánica.
-Controlar siega para competencia hídrica sin eliminar sus beneficios.
-Minimizar el Laboreo y Favorecer la Vida del Suelo
-Reducir labores profundas para mantener la estructura del suelo.
-Aplicar técnicas de no laboreo o laboreo mínimo para favorecer la actividad microbiana.
Priorizar la fertilidad a largo plazo en lugar de soluciones rápidas con fertilizantes sintéticos.
-Control de pH y Sales en el Suelo
-Evitar suelos con pH extremo (demasiado ácido o alcalino), ya que afectan la absorción de nutrientes.
-Monitorizar niveles de sodio y evitar riegos con agua de mala calidad que puedan provocar salinidad.
Con estas claves, los agricultores pueden mejorar la fertilidad del suelo, la sostenibilidad del viñedo y la calidad del vino, maximizando la expresión del terroir con un enfoque regenerativo y de precisión.