spot_img

La publicación agraria líder

sábado, abril 27, 2024
spot_img
InicioPatataLa siembra de la patata se generaliza en Castilla-La Mancha y Castilla...

La siembra de la patata se generaliza en Castilla-La Mancha y Castilla y León

Industria y embolsadores siguen alcanzando acuerdos con el agricultor en todas las zonas productoras. El tiempo dirá si los resultados están a la altura de las expectativas, en unas circunstancias que no siempre son favorables

Emilio González/ Ricardo Ortega

La alta profesionalidad del sector patatero está permitiendo que el cultivo se sobreponga a las dudas sobre la semilla, sobre la sanidad, sobre el agua y sobre el consumo. Hace semanas que finalizaron las siembras en Andalucía y la Región de Murcia, y en pleno marzo se han generalizado las plantaciones en Castilla-La Mancha y Castilla y León.

“Hay buen ambiente entre los agricultores. Se nota que llevamos varios años con un mercado estable, con rentabilidad”, destaca José Cortijo, de Fertiberia.

Hay cierta preocupación por si habrá suficiente patata de siembra, y sobre si tendrá la mejor calidad, “pero tanto la patata como la remolacha son cultivos que dan la cara, que hacen que al agricultor le merezca la pena el riesgo que asume a la hora de sembrar”, señala.

Para el presidente de la Interprofesional de la Patata de Castilla y León, Alberto Duque, la campaña de siembras ha ido bien en el sur, con una superficie de cultivo similar a la del año pasado, o quizá algo superior.

“Es un buen comienzo que, sin embargo, puede verse empañado por un incremento de costes importante, que puede ser de 700 o 1.000 euros por hectárea o incluso más”, subraya.

Castilla y León empieza 20 días después que en 2023

“Ahora mismo nos encontramos en plena campaña de siembra de patata en Castilla y León. Las primeras informaciones apuntan a que la superficie dedicada a este cultivo será muy similar a la de la anterior campaña”, destaca Emiliano marcos, de Interagro.

Se prevén pocas novedades este año, salvo las ocasionadas por la escasez de patata de siembra.” “En Interagro hace meses que detectamos esa amenaza y en consecuencia pudimos adaptar nuestra estrategia, adelantando todos los pedidos de semilla. Por eso, toda la patata de siembra de nuestros agricultores estaba en nuestros almacenes semanas antes de comenzar las siembras, garantizando así su suministro”, subraya.

A causa de esa escasez de semilla, “hemos incorporado al catálogo de Interagro algunas variedades menos conocidas, tales como Corinna, Belami, Levante, Sunred o Libra. Todas ellas han sido puestas a prueba en campañas anteriores y ahora, con un considerable aumento de la superficie a su disposición, se espera que confirmen las buenas expectativas que las han hecho merecedoras de la confianza de nuestros técnicos”, subraya el responsable de Interagro.

En Castilla y León se ha comenzado a sembrar aproximadamente 20 días más tarde que en 2023 y, al contrario de lo que pueda parecer, “hemos comenzado en el momento ideal”, apunta.

Las condiciones atmosféricas y el estado de las parcelas son óptimas para la siembra, lo que a su vez va a mejorar la nascencia e incluso la va a adelantar considerablemente.

Buena tuberización en Andalucía

David Sierra, jefe de Campo de Hijolusa, pone la lupa en la gran zona productora de Andalucía, formada por Sevilla, Cádiz y Huelva. La humedad y la temperatura han hecho que en general el cultivo esté adelantado, con buena tuberización, “de modo que se podrá arrancar a primeros de mayo si todo va bien”.

Eso significa dos semanas de adelanto con respecto al calendario tradicional, lo que no supone un problema siempre que una tormenta a destiempo, por ejemplo en abril, no trunque la campaña. “El agua caída al final del ciclo del cultivo acorta mucho la campaña de recogida y ahí sí puede haber un problema”, apunta Sierra.

El responsable de Hijolusa recuerda que apenas hay agua embalsada en el sur, pero que el cultivo se puede defender si cae algo de lluvia en marzo y otro poco en abril. Por el contrario, si esas lluvias tan convenientes no hacen acto de presencia “sí puede haber parcelas que no alcancen su potencial”.

En espera de las dotaciones

Mucho de eso saben en La Rinconada, en la provincia de Sevilla. José Manuel García plantó la Ágata a finales de diciembre y, si todo va bien, la cosechará a finales de abril. Hasta ahora la planta se ha desarrollado conforme a su ciclo, sin necesidad de regar. “La planta está en todo su esplendor y ha tuberizado correctamente”, apunta.

Para las fases finales está muy pendiente de las nuevas lluvias que puedan llegar, así como de las dotaciones que decidan las comunidades de regantes. La máxima demanda de agua se produce en marzo y abril.

Cultivo adelantado en Murcia

José Luis Cuenca, de la compañía Interagro, apunta que las siembras de patata han ido bien en la Región de Murcia. La gran diferencia con respecto a Andalucía es la falta de precipitaciones, que ha obligado a aportar agua desde el minuto cero. “El terreno está muy seco y haría falta que lloviera algo”, advierte.

En todo caso, se pudo preparar el terreno y sembrar con normalidad. “La nascencia ha sido buena y la tuberización ha ido muy bien”.

Otra cosa son las amenazas sobre el cultivo, que son varias. Además de la escasez de agua, hay que destacar las temperaturas elevadas, con máximas superiores a los 22 grados centígrados en el mes de febrero.

Ese calor está haciendo que el cultivo se desarrolle con rapidez, “de modo que ahora mismo su tamaño no corresponde con el tiempo transcurrido desde la siembra”. Muchos surcos ya están cerrados, en el caso de la patata sembrada en noviembre.

La amenaza del frío

Estas temperaturas suaves y la ausencia de heladas en la Región de Murcia hacen que haya abundante humedad en la parte aérea de la planta, de modo que está muy tierna y, por eso mismo, resulta muy vulnerable al frío.

“Si una mañana nos levantamos con un grado bajo cero la planta puede tener problemas”, advierte Cuenca.

Adoptar las decisiones adecuadas

A finales de marzo se producirá la primera cosecha de patata en la isla de Mallorca, una patata que principalmente se destina a la exportación a Gran Bretaña y el norte de Europa. Es un tubérculo que se sembró en el mes de noviembre y que se ha desarrollado en un periodo muy seco, aunque la planta ha tenido agua disponible gracias a los pozos con los que funciona el regadío del archipiélago.

El agricultor Joan Company destaca que el cultivo presenta buen estado y el agricultor lo conoce muy bien; maneja todas las variables para obtener la patata que demanda esa parte del viejo continente: una patata ‘baby’, destinada a las cocinas y restaurantes de aquellos países.

“Somos especialistas en lo pequeño”, apunta, “por lo que tomamos las decisiones adecuadas respecto a variedad, tecnología o fecha de cosecha”.

El rendimiento por hectárea será proporcional a ese pequeño tamaño del tubérculo, pero es la fórmula que los productores locales han adoptado para obtener rentabilidad.

¿Abrir el abanico de variedades?

¿Y en el norte de España? Para Alberto Duque, no habrá desabastecimiento de patata de siembra, aunque se haya hablado de que hay un 20% menos de semilla.

Otra cosa son las variedades. Al no haber cantidad suficiente de las más demandadas, habrá que probar otras nuevas, “un río revuelto en el que puede haber algún pescador que quiera hacer ganancia”.

Por eso recomienda al agricultor no desistir, llamar a todas las puertas que haga falta antes de aceptar una variedad que no conoce.

Otra cuestión delicada va a estar en el tamaño de la semilla, que puede ir a calibres excesivamente grandes. En este capítulo Duque alerta frente a la práctica de partir la patata de siembra, algo que no se admite en todas partes y que tiene algunos inconvenientes, desde los sanitarios hasta el número de brotes que se producen en la ‘semilla’, que suele ser inferior.

Un año para hacer pruebas

También para David Sierra, de Hijolusa, el año tiene la novedad de la escasez de patata de siembra, al menos en determinadas novedades. Pero para él esto está lejos de ser un problema. “Es un año de pruebas, que nos puede venir bien y del que extraeremos conclusiones”, destaca.

La duda, una vez más, la ve en relación con los suelos de Castilla y León, que pueden tener un exceso de agua. En muchas ocasiones esa acumulación no se debe a que el suelo sea especialmente fuerte, arcilloso, “sino quizá a un relieve muy desnivelado, que puede registrar encharcamientos”, como en el entorno de Toro, Tordesillas o Medina del Campo.

Por lo demás, tanto la industria como los embolsadores cuentan con una campaña de fuerte demanda, con consumo interno y con un buen año para el turismo, un factor que también tira al alza del consumo.

Por lo tanto, empresas transformadoras y distribuidores siguen alcanzando acuerdos con el productor en toda España. Con optimismo y con ganas de trabajar.

Habrá que ver si las expectativas generadas están a la altura de unas circunstancias que no siempre son favorables.

‘Morriña’ por la Agria

Servando Álvarez, director del Inorde (Diputación de Orense), destaca que la fecha normal para comenzar las plantaciones de patata sería el 15 de abril, aunque todo dependerá de una meteorología imprevisible. En zonas como Xinzo de Limia este año han caído 600 litros por metro cuadrado, frente a la media histórica de 700 litros.

Si se dan las condiciones, Galicia podría repetir las 3.500 hectáreas del año pasado o incluso superarlas.

En la comunidad también existía preocupación por la patata de siembra disponible, aunque es una nube que se va disipando. Está asumido que no habrá la misma cantidad de variedades tradicionales que otras veces, sobre todo en relación con la Agria.

“Estos precios son de locos”

“No hay disponibilidad de semilla” y “estos precios son de locos” son las frases más repetidas y que sin duda están condicionando la presente campaña de siembra de patata, como subraya José Ignacio Garcés, del portal especializado patatadesiembra.es.

En noviembre, el NEPG (asociación que agrupa a los productores de patata de siembra de Alemania, Francia, Bélgica y los Países Bajos) confirmó importantes mermas en la disponibilidad de semilla que íbamos a padecer. Aproximadamente un 20% menos respecto el año anterior, con una distribución de calibres muy concentrada en tamaños por encima de los 55 milímetros y, por supuesto, unos precios disparados como nunca antes se había visto.

Hay que recordar que en aquel momento el principal problema al que tendrían que hacer frente los agricultores españoles era la disponibilidad de agua, “por lo que inicialmente la noticia no causó demasiada preocupación”. “Muchos pensaban que se trataba de una estrategia comercial para justificar los altos precios con los que se inició la campaña de venta de semilla”, según el análisis de Garcés.

NOTICIAS RELACIONADAS
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img